Sr. Director de CIUDAD: . , Queremos llamar la atención de usted, por si le parece oportuno publicar nuestra advertencia en su periódico, respecto ai deplorable aspecto que presenta la entrada en nuestra población por el Puente del iiurgo, quizá la más frecuentada de todas las de Pontevedra. A parte del mal estado del pavimento del mencionado puente, lleno de incómodos baches, tan pronto, se pasa de él, aparece el «telón» de" unas paredes mal blanqueadas, con letreros con flechas indicadoras y todo; un deslucido muro cerrando un solar y frecuentemente, una nutrida formación de barriles grandes ■ y pequeños, que parecen estar allí precisamente, para rendir honores a los ahombrados visitantes que lleguen por aquella vía. Tambiíu se divisa, un poco más al fondo, en. la esquina de la calle del Puente y la Violiña, frente a la Cooperativa dé Funcionaiios, un espeso matorral, una profusa vegetación que asoma a la calle en diteirentes niveles con exuberancia de selva iropical. Aproximándose, se advierte que se trata de una casa 1 en auténtiga ruina; no sabemos si es aquello', algún monumento na- * cional; pero ■ suponemos que no, porque no son hiedras ni madreselvas las enredaderas que la cubren, sinó zarzas y ortigas, de las cuales parten infinidad de mosquitos. Qué^ es aquello y por qué está así? Es que se espera a que se caigan por sí solas, las ya medio derruidas paredes? Creemos conveniente adecentar diclios lugares.— Unos vecinos. Sr. Director de CIUDAD: Coii la llegada del verano, y con él, los paseos en la- Alameda y Jardines, .se advierte la ausencia de luz en las columnas que ya se ha¬ llan colocadas a lo largo del paseo sobre la vía y en las Palmeras. Hs una pena 'que ¡10 se consiga qui: dichas columnas puedan serencendidas, pues en oportunidades yíj'. que por "las reslricciones de energía no pueda ser constantemente— adquiriría aquel paraje, de por sí agradable, un mayor' encanto. Y si' por falta de materiales no se puede alcanzar a dar luz a todas, ir loco a poco dotando de ella a algunas, a medida que se pueda, hasta llegar a la totalidad.— J. F. Sr. Director de CIUDAD: • 1)1 diario «Faro de Vigo», aboga en su sección -Temas locales» del día 3 del corriente, por.la conslrucción en la ciudad hermana de una plaza de toros, ya que, según el cronista, es incomprensible que ciudad como aquella, no cuente a estas alturas, con coso taurino, e invoca en defensa de su aspiración, ¡a.gran cantidad de aficionados que hizo patente su deseo descorridas, trasladándose a Pontevedra el día l.6, para presenciar la qije aquí sé celebraba. Eifectivamente, es sorprendente que una población de la pujanza de VÍé;o, de cuya capacidad económica para el caso, no se puede dudar, se lalle todavía carente de tal establecimiento, que poseen en cambio, otros pueblos, muchos, más pequeños. Pero discrepando del mencionado diario, creemos que quizá haya que atribuir, esta 'carencia, precisamente, a falta de afición taurina del pueblo vigués, ya que, pese a lo que el cronista de -Faro de Vigó» dice de la enorme cantidad de aficionados vigueses- venidos a nuestra píaza el día 1.°, liemos podido comprobar que apenas lo liicic ■on centenar y medio, si bien hay .qut: reconocer -también, como posi-> ble motivo de esta casi total ausencia el rumor circulado por Vigo en vis jeras de la corrida, deque ésta .seliabía suspendido y no se celebraría ya, rumor que, sin fundamento alguno y sin que se pueda saber de donde partió, indujo a desistir a mu:ha gente de la que hubiera asistido. Creemos, pues, que para la construcción ep Vigo de una plaza de toros, cosa que nos parece muy bien, no debe tomarse como base de cálculo, el caudal de aficionados que la ciudad hermana vierte a otras plazas, yaque en tal caso, habría que desistir del proyecto por considerársele, desde el punto de vista conercial, disparatado.— Teitcro. El reloj de cuco Tengo cara a mi mesa un mágico reloj — esfera plateada, linda caja de boj — que amincia horas y medías con gracia singular, pues licué un ateo den/ra que es un limo ai.cau/ar. SÍ me miro al espejo y consuelos me doy diciéndome, ÍndulgeuU', que, por viejo, no estoy para hacer a los niños y a las niñas el bu, sale el cuco y me dice: "¡Cú-cúl" ! lah/audo hace unos días de mi primo Manuel, que cuenta que cu la guerra ganó mucho laurel, al compararlo Paula con el bravo Mamlirit el ave salió y dijo: "¡Cú-cú"! Ayer vino a pedirme diez duros Alcocer ', un chico que maneja el "sable" que hay que ver; y antes de tener tiempo y contestarle: " ¡Ftt!» se. me anticipa el cuco: "iCú-cü/" Anoche yo Uccia a la mujer de Blas, que. viste a estilo birria y es cursi por c{.emás: — ¡Qué bien te sienta, Juana, el traje de tisú! ¡Ni que el cuco entendiera} .'"Cú-cú!" Hoy se ha puesto la vida . que es una perdición. ¿A noventa pesetas el kilo de jamón} ¿Cómo viven algunos sin darse a Balcebú? El bicho me responde: "¡Cú-cú!" Mintiéndole de amores hablábale a Pilar: — Las cosas que apetezcas yo te las puedo dar. Y el cuco, cual diciéndome: "¡Te lo figuras tú!", salió, cantando irónico: "¡Cu cú!" E. REY SEOANE. NtímmMl&'i 25 céntimos APARECE LOS LUNES F=> RECIOS DE SUSGRIRCIOIM t'n Irimoslrc, .t'50 píos. — Un semeslro, 7'00 pías. — Un año, 13 plus. sk niíc.nmN KstHjiíi.As ni': nki''UN(;ioN hasta las 1-2 dki, iha Anuncios: Tarifa espacial. • Los pagos son anticipados MAS ADHESIONES Necesidad del teléfono automático En uno de los últimos números -de nuestro simpático semanario CIUDAD se publicaba un bien [perfilado artículo de «Poc», sobre la necesidade. del teicfono automático en nuestra capital. El articulista, después de aducir potísimas razones en pro de ia realización de la"cmpresa (que no es de romanos, sino de buena voluntad y entusiasmo), decía casi al final de su crónica: «Pero nos dolería más que el silencio de todos cayese sobre este asunto y se maíograse por desidia™. ¡El silencio de todos! En efecto, o videntc o conocedor de la abulia innegable de los pontevedreses (es nuestro criterio personal, que no queremos hacer compartir a a nadie), «Poc» se anticipa a la realidad, o a la que parece realidad; ya que no sabemos que por ahora se hubiese ocupado nadie del asunto. Y nosotros, uno de los pontevedreses que aman a su pueblo y celó, siempre que a su alcance estuvo, por él y sus cosas, no queremos ser incluidos entre los silenciosos y abúlicos, y levantamos nuestra voz en apoyo de la implantación del tcléíojio automático. Nuentra ciudad, aunque a un ritmo bastante iento, crece y se dcsarrolía; aumenta su'población; se vitaliza el comercio y la industria; tiene aumentado notablemente su censo militar, que trac como secuela 3a instalación de importantes oficinas y la convivencia honrosa de altos jefes militares; y tiene, a poco trayecto, que se recorre en paseo delicioso, como si se tratara de una-gran avenida nuestra, la magna Escuela Naval Militar, de importancia internacional. En estas circunstancias, le asiste el innegable derecho, que debe exigir a toda costa, de poseer el telefono automático;, no por capricho ni «snobismo», sino por conveniencia, por utilidad y por decoro; con él se evitarían !as deficiencias del servicio, que hoy se observan, y tendrían más facilidad en su utilización los abonados. No creo se pueda hablar, "para ello, del número de aquúlíos, pues hace ya años y cuando eran muchos menos que cu la actualidad, se tenia casi la promesa segura de su instalación. Los pontevedreses y, los que sin serlo, sienten, como lo si lo fueran, nuestros problemas, deben unirse y pedir con dignidad lo que nos es necesario. Así lo esperamos; y, cuando menos, deseamos que los llamados a hacerlo, digan al pueblo lo que baya o pueda haber en este asunto. CIUDAD, syi duda alguna, les brindará para ello. sus columnas. Un pontevedrés. CONFIA TUS ECONOMIAS fl LA ROVLNCIAL Epístolas de Doña Concha No soy pontevedresa; pero quiero a Pontevedra como si mi' niñez hubiese transcurrido jugando al corro en la Herrería y el primer alimento de mis pulmones hubieran sido las perfumadas auras que aquí se respiran. Arribé a Helenes cuando empezaba a pollear; y al casar con León y ser éste destinado a La Coruna sentí una alegría muy grande. En Pontevedra, por entonces, únicamente se veía gente por las calles los días.de las fiestas de la Peregrina y cuando los devotos salían , de las novenas. Pese a mi ilusión de ver- mundo, la Ciudad Sonrisa, apesar de sus noches del Relleno y la animación de los Cantones y calle Real, no llegó a entusiasmarme. Parecía como si un hilo invisible tirase por mi desde muy lejos. La tristeza de tener que vestir por primera vez tocas de viudez fué atenuada por la satisfacción de haber retornado a Pontevedra. Hoy, cuando alguna persona que no:i!s de aquí me habla mal da esta adorada tierra, me pongo nerviosa; y si es mujer la que despotrica siento deseos locos de estropearla la «permanente». Uno de estos tipos que me congestionan es don Claudio, visita frecuente de casa. El buen' señor es nativ? de Monforte y ayer tuvo la osadía de decirme que su terruño es de mayor importancia que Pontevedra. — ¿Pero va usted a comparar .una villnconuna capital de provincia, por muy de tercer orden que esta se'aí — ¡Por Santo Tomás de Aquino, doña Conchita! Monforte no es villa: es ciudad. Usted sólo ha visto mi pueijlo desde el tren. — Y en el diccionario; y en el mapa, señor. No me juzgue una indocumentada. ¿Tiene Monforte una Alameda como la nuestra? —No; pero... — ¿Tiene una EscuelaNaval como la que poseemos, por muy tierra de nabos que sea toda la provincia de Lugo? — Doña Concha, que la Escuela Naval Militar está en Marín. — ¿Tiene la tierra de los Condes un río tan poético como el Lérez? — interrumpí. — No; pero;.. — ¿Una campiña tan bonita, tan verde, tan nemorosa? Tiene una ría tan llena de ensueño? — No; pero... Le mire irritada. — :¿Qué -diablo de «pero» es ese, don Claudio, que no acaba de caer de su peral? Suéltela usted de una vez, hombre. — Tiene teléfono automático desde "hace mucho tiempo; y aquíttodávía siguen ustedes peleándose a diario con las señoritas telefonistas. Me dejó apabullada. Concha Chacón. Se vende un COCHE DE NIÑO seminuevo. Darán razón en «Gráficas Torres», D. Filiberto, 9 VII.— Juan García de Matos Fué- sobrino del Alniirnn/e Juan de Matos a nielo del viejo Juan de Matos, 1/ convr ('■■■iífís nació en el arra'ml de la Moareira' Siguiendo (a mismo ncnda >¡iie susantecesores, ingresó de paje en la ¡Marina Real, recorrienilo como su tío (oda la escala n.-scendente de graduaciones hasta ta de Almirante, etu/o cargóle fué conferido por el Tica FeUpe. IV, nombramiento gne aguel Soberano Jlrmó c/i al Jiccl Sitio de San Lorenzo del Ficarial en 0 de h'ooiembre de lfít>4 «eomo justo premio a su ralor, e-rperieneia y grandes nu riios coaíraidos en favor de la ¡'niña.'. Inmediatamenie de ser nombrado Almirante fné. destinado a la Armada de Galeones de Nd/ioles en donde con¬ tinuó su valor la gran serie ', 'le un cañonazo, a la. vista de ¡iarcclona tj en combate con la Armada'dc P'ranr.ia, después de 28 años de constantes // señalados seroicios a su Patria y a su i i en. Fn su escudo de armas campran una ¡lave, una guadaña ¡¡ un castillo al lado derecho, y al iiguierdo la bengala de Maestre de Cam/io.—J. M. i Conoce Vd. el nuevo Jabón AMARILIO "BASPUMA"? Es un Jabón Coloíónico que siruc para lavar la ropa, pruébelo y hará un descubrimiento.