DIARIO DE PONTEVEDRA AÑO X. PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN PouIfiVflrira, un m^s 'i rtmlR?. Fuera mi trimestre, 16 rujilcs.. : Ullratiiur y extranjero, (i pe tíos fifia. NO'Slí PUlíLICA LOá' DIAS í'"KSTiVOS flirsctor-Propiclarjo, D, José Willan MARTES 26 DR ABRir. DE 1998 PUNTOS 'DH "SUSCRIPCIÓN Kn ésta Ailuiiiii'tiVi'.ióni Princesa fi. A nuncios y cótuunirn loa -x f rtcion a m vencionnlpa. NÚM; 2.492 Guerra abierta Una escuadra enemiga1 está á la •vista de la Habaua. Recibirá la coutestacióo merecida, sí se aproxima y. rompe el fuego. Desde el mottieuto eti qne ha 'prin cipiado ia lucha con los. Estados Unidos, Cuba no es ya una colonia distaute, & qnieu centenares do leguas separan de la Metrópoli. Es un pedazo da la.castiza y vieja tierra de España, anclado eu el mar de las Antillas. Los qno alli lioneti bajo su guarda la bandera nacional, sea cnal fuero el lugar eu que liayau nacido, combatirán, resistiríln y morirán como aqnf se combate, se resisto y so muero por la iudepeudencia. - Lo liau jurado en la hermosa manifestación de que fué teatro la capital de-la isla. El general Blanco arengó á, la mu* cliednmbro, ó mejor todavía á la población entera; que palpitaba y rugía al pie de sus balcones. «—Si- ios Estados Unidos — dijo quieren ; enseílorearse de Cuba, que vengan á tomarla. Aquí estamos nosotros para defenderla. Yo os juro por patria, que si no salgo do aquí vencedor, no saldré vivo. Juradme, vosotros todos, morir; autos que ver bollada "esta tierra española por el invasor extranjero..,» Millares de voces se hicieron una para aceptar el compromiso desangre- nábló el veterano caudillo con el laconismo y eu el idioma empleados un tiftapo por los Palafox y los Alvaro?, do Castro. Contestó : la ■ muchedumbre do la ..misma manera, serena,. firme. y trágica, con que contestaron, noventa años ha, sus abuelos do Zaragoza y Gerona. No 'se trataba, uo, de entusiasmos teatrales, ni de votos hipotéticos, experimentados y formulados A distancia del pe'igrí). Los españoles de la ílabaua, al pronunciar su solemne promesa, esperaban de mi memento £t otro la embestida ■ de- nua poderosa escuadra, de igual modo qno Jos españoles de Cataluña y. Aragón tenían delante, al pronunciar la suya, los ejércitos sitiadores ds Saint Cyr y de Lefevbre. Desembarquen cuando quieran en Cuba los soldados allegadizos de la América del Norte, auxiliados por la cuadrilla ecuestre do BuíTaio Bill, y favorecidos por la tropa multicolor de un aventurero dominicano. Ellos y el capifciio del Estado Ma yor británico, que les acoiiipaúa como testigo, conocerán muy luego, & costa de una dura práctica, lo que hasta la focha uo conocían más que por la historia. Eu aqudla tierra nuestra verán cuánta diferencia va do la geuto latina, que polea por su honor y por su hogar, á la gente de alnviiiu, quo, al invadir las prnpindades ajenas, lleva por i'un'co ideal el afín de conquista y la esperanza de lucro. Podrán bombardear nuestros puertos, como nosotros : bombardearemos los suyos; mas no acertarán i dar un paso impuiiemeute así que pougau oí pie en nuestro territorio. Sed tiene el ejército de bucoutrarse cara á cara con los cómplices de sus asesinos, y de saldar una autigua deuda cou los villanos mercaderes que duraute tres años largos han surtido de dinamita y de 'balas explosivas á los secuaces de Maceo, de Calixto García y de Máximo Gómez. Y al lado del ejército estarán los voluntarios y los españoles todos do Cuba, ansiosos de vengar las traiciones de que por tanto tiempo hau sido objeto; dispuestos ¿ exterminar al iuvasur por cuantos medios lícitos ó ilícitos eucueutreu á mano, y restiel tos á defender palmo á palmo los cam po* euque yacen sus padreg-y la casa donde crecen sus hijos. Los soldados y los marinos, inflamados por el amor patrio y ganosos de acreditar lo que son y. lo quo pno den, sabrán rechazar al enemigo, ó impedirle con sus cadáveres ol avance; el resto do la población convertirá la guerra,' á que inicuamente se la provoca, en una serie infinita de duelos personales, y acosará sin', piedad ni cuartel á los ■ agresores, cazándolos y tpndiéudolosdondequiera quelos encuentre á tiro. Aquel terruño amasado con unestros huesos y tan español como el de [ la Península, dará bucua cuenta de j los que pretendan soj zgarlo, y ejercitará nua vez más su aptitud de decorador do extranjeros. Entrón muy enhorabuena en Cuba los regimientos do la América del Norte. , Allá veremos cómo salen, y. cuántos salen. . . Sin tacha y sin raido Ante la guerra de legitima defensa á quo nos obligan provocaciones é ¡ugerencias do qno no hay ejemplo desde ios días del primer Bouaparte; tiene la nación española couílanzu piona cu sí misma. Sólo necesita, no para cumplir con ol deber y el honor— que eu ese punto no le hacen falta ostimulos— sino pa; ra llegar á los últimos 'límites de la perseverancia heróica, tener una confianza igual eu aquellos que la gobiernan. Lograda la perfecta idoutilicacióu entro el pueblo y los hombros qno lo dirigen, nada habrá para España superior á las energías propias, y sin retroceder una línea ni murmurar una queja, soportará bravamente todas las pruebas, todos los tropiezos y todas las amarguras quo ei porvenir ie depare. Si el Gobierno, conociendo !a magnitud-de la terrible misión que lo está confiada sabe hacerse diguo de ella; sí decidido á salvarso ó caer con la pátria prescindo do ciálquior otro género de secundarías obligaciones; si con la firmeza invariable do su actitud quita todo protesto á la prensa americaua para quo siga mintiendo, como mintió el martes, al suponer que España, después de uotilicado el ultimaliun, aún podría ceder cu ouce ó doco horas á las demandas de los Estados Uoidos, nadie entre nosotcos experimentará la menor vacilación, y el país entero se lanzará á la lucha, sin pararse á medir la cnautía do los riesgos y sin detenerse á contar el número de los adversarios. Libre Espa-'ia do tal ' recelo— y en conciencia creemos pne pueda estarlo — nada, habrá que la asuste, y oirá como qnien oye llover las amenizas do la América dol Norte y las vagas insinuaciones do ciertas potoucias quo uo contentas con habernos abandonado, tratan do ¡lechar.- dados sobre nuestra suerte como los ocharon los sayones sobro la túnica do Cristo. Ei anuncio do que será bíoquoeda [a isla de Cuba, y ol de quo sufrirán un ataque simultáneo nuestra Antilla menor y nuestro Archipiélago filipino, podrán llenar de anticipado entusias tuo ei espíritu do Jos ijtuikéat, poro uo causar depresión alguua eu el ánimo do los españoles. En lo quo concierne al bloqueo de Cuba, ni aun las escuadras de Inglatorra bastarían á realizarlo, tanto menos por cuanto por ello se requiero sogúu las prácticas ¡nteruaciouaics, qno el cerco sea raaterial y efectivo. Y eu lo quo atañe á la agresión cou - tra las demás colonias, ton eraos, á Dios gracias, una experiencia histórica, qno á la par nos tranquiliza y nos enorgullece. Muchas veces, eu el transcurso de los tiempos, hemos oído bravatas análogas y rechazado más fuortos agresiones. Corria, como ahora, el mes da Abril de ndl.Inglaterra, de cuyo poder uo estaba aún emancipada su gran colonia do los Estados Unidos, pretendió, medianto un golpe de mano, apoderarse del puerto que pasaba outouces por ol más importante y más rico de la América española. Y el día 5 de Marzo apareció doíau te de'Cartageua de Indias una podorosísima flota, mandada por ol almirante Vernou y que llevaba á su bordo nada menos qne once mil hombres do desembarco. . La componían fí navios de tres puentes, '¿8 de línea, 12 fragatas, varios brulotes y bombardas, y CW bu qnos do transporte. . Cartagena, punto menos que desartillada, "no contaba para defenderse más que cou dos mil hombres, incluyendo los milicianos y los negros y mulatos libres, y con sois flacos navios, al mando de D. Blas de Lezo. Pero ni este ilustre marino uí el virrey D. Sebastián do Eslava, se ami lañaron; antes, por ol contrario, deci dieron resistir hasta que uo los quedase un grano de pólvora. Dos meses justos duróol sitio. Fracasaron (os repetidos asaltos do los ingleses, á quienes de nada sirvió apoderarse de t.i playa, y el :> do Mayo levó anclas la formidable escuadra do Vernon, dejando ante la pinza española cerca do sr.is mii cadilvores, y onderezó la proa hacia Januica, no sin quemar antes ocho navios inútiles, amen do los tiuevn desmantelados que tuvo quo llevarse i remolque. Lo1; iuglcsos de etftoneei, digios abuelos de los uirtoamericin )8 de hoy, al iniciar la aventura, lubUn lanzado también contra nosotros todo género de fanfurroimlas. Tan seguros ORt:ib id do la victoria y tan convencidos do su irresistible fuerza, qne hicieron acuñar do antemano una medalla conmemorativa del supuesto triunto. Hay ejemplares eu Madrid, y sin gran trabajo dará cou ellos el que conceptúe una inverosímil ridiculez tan grande. . En el anverso aparece un caudillo ospañ >!, puesto de rodillas y riudieu do la espada' al almirante británico, con una leyoiidi qui dice: 'El orgullo español abatido -por los marinos ingleses.» Y en ol reverso, un puerto forzado por varios barco* de guerra, con el sigiiieuto rótulo: «Los héroes biitauos conquistaron á Cartagena de ludias eu Abril de 1741. » 1 Es muy probable, ó por lo monos no es impocib¡e,que á los héroes i/tnik-Jes, tan aliciouados como sus abuelos á acuñar inedallasy á contarporadclantado cou triunfos parecidos, les acontezca algo análogo cu Abril y Mayo de 1898. De cualquier manera, híon scii que por pudor se callen, lo mismo quo ca llamos nosotros, por cuco u tramos tan sobrados de dignidad y de razón, romo limpios de tacha y do miedo. Guarden para ios momentos de ac cióu osos alardes do poderío, y no se engrían autos do tiempo con la seguridad de fáciles victorias. Echada está la suerte, y di:iitro de poco á verlo vamos. Es opinión bastante corriente, á lo que parece, qno el plan do los Estados Unidos consisto eu bloquear á Cuba y Puerto Rico y bomba rdoar algunas poblaciones, vigilando al propio tiempo la escuadra reunida en Cabo Verde. Este plan es, sin duda alguna, ei qno está mis a) alcance do ia escuadra i/ti nk i(e, sobre todo si las poblaciones que bombardean carecen do artillería para contestar al ataque. Su primera hazaña ha consistido, en apresar nn barco mercauto, sin defensa alguua, tripulado por veinte hombres, y cuyo capitán uo touía se gurameute noticia de que la guerra estaba declarada. Si so tratara de otra nación, podría supoiioi-se que la escuadra unemiga no dirigiría sus cañones más que con tra aquellas poblaciones qne tuvieran defensas adecuadas para contestar al ataque; pero tratándose de los Estados Unidos, uo hay que esperar tales gallardías. Por la mauora como hau inaugurado lagucrra, acometiendo cou un buque de su armada á un barco mercacto indefenso, biou se ve que no acometen empresas de mayor riesgo. Por lo demás, confiados en que el bloqueo do Cuba y de Puerto Rico durará el tiempo que tarde cu llegar nnestra escuadra i. aquellas aguas. Confiaraos en que uo será mnclio, y aun creemos que uo se tardará en mandar otros buques, á'fin do reforzar allí nuestra escuadra, que todos harán falta para humillar la soberbia de los mercaderes groseros qne tenemos en frente. Pero el plan de los i/ank-ks no puede limitarse á bloquear la isla de Cuba; primero, porque eu cuanto lleguen nuestros barcos oste bloqueo deja ipno fado de ser efectivo. Además, tienen á todo tranco que iuteutai' un dosem barco, y es ésta una oporacióu que los obligará á meditar. Por de pronto, ya qno anuncia ol telÉgrafo qno ol gobierno de los E-itados Unidos ha dado contraorden á las tropas que so dirigían á Molibe y Nueva Orleaus, nn el golfo da México, pira que se quodeu en el camino, reconcentrándose por 'ahora cu Cbtckauaugua, Estado de Tonuesse; y el hecho do ser cierto, iudica cierta modiíicacióu eu los primitivos propósitos, ó por lóamenos, eu la manera de eje curarlos. P.ireccrá mentira; pero es iududablcque los Estados Unidos llegaron á creer qne unos tros soldados abaudouarian la isla de Cuba. De aquí la or ilcn de enviar fuerzas á Mobilc- y á Nuova Orleaus, para dirigirlas sobro la ¡ala. La briosa y digna- actitud do España les lia hecho comprender que ost.ibau equivocados, y quo por ahora no deben pensar cu embarcarlas porque su desembarco eu Cuba ofrecería muy graves dificultados. A modificar su opinión también habrá contribuido en buena parte la actitud, verdad era mentó española y propia de nuestra raza cu tales trances, del general Blanco, dol ejército de Cuba y de la población entera do la Habana. Esto contratiempo moral les exasperará nn poco, y hay que pensar en que procurarán hacernos ou el mar ó desde el mar, y casi á mansalva, todo el daño posible hasta quo llegue nuestra escuadra. Cuaudo esté allí, y por eso deseauMs qn i arribe pronto, liamos en que se encargará do reprimir como deben sus ímpetus y sus desmanes. ÜN MANIFESTANTE Yo también he licclio «manifestación' cuaudo era entudiaute. Este recuerdo me lleva lejos, muy lejos; á los tiempos en que aún tenía ilusiones y cabellos ensortijados. Eutudiaba eu París la carrera de Derecho y nos reunimos aill media docena de notarios ó abogados ou embrión que hacíamos temblaral gobierno, y Francia, uo hay que dudarlo, tenía la vista fija en nosotros. So nos presentó una ocasión propi cia para evidenciar nuestras opiniones. Se acababa do dar en el teatro Vaudille la primera ropre.seiitacíou de una comedia do Sardón titulada liabaflt.í. La pieza tenia fama d^ ser muy reaccionaria y docidimos protestar en ra asa. En masa, la palabra es tal vez algo exagerada. Llegamos á reunimos hasta diez y ocho en el Ga/ií