DIARIO DE PÓNTEVEDRA AÑO X. PRECIOS DB SUSCRIPCIÓN Pontiívedra, un inos 'i rpíilns. Fuera un Irimostre, Ifi rníilas. UJlramar y extranjero, <> posos (ten. m SK PlifiMGA LOS DÍAS MOTIVOS Direel^Pmsielaríii, D,ÍJoséMillaB" ~ ■ — ■ -1 ■ ' VIERNES 29 DE ABBIL DE 1898 La actitud de luglaterra hacioudo causa comuu contra España coa los piratas y tocineros nmcricauos, es hoy un punto importautísiino dentro de) problema plantearlo por la ruptura de hostilidades entre nuestra nación y los Estados Unidos. Inglaterra, inclinándose como siempre del lado del egoísmo y la injusticia, se propone echar su influencia en la balanza de [a guerra para favorecer í los i/ankées cuya fuerza y cuyo va ler, reputa inferiores A España, pues de otro modo seguiría su eterna poli tica de presenciar impasible la pelea, acechando el momento oportuno para quedarse con aigo de . la propiedad de los beügjoraütes; logia torra que sabo do ciencia propia lo que son y como pelean los marinos españoles, quo co noce el heroísmo y la;iucoucobible au daci'a de nuestros corsarios, trata de despojarnos inicuamente de nuestra mayor fuerza, oi corso, y para tal fin uo ropara en dos factores muy dignos de tenerse eu cuenta: la voluntad de Espaila, que os libre para artoar corsarios, como potencia no signataria del tratado que abolió esto gónoro do lucha marítima y la voluntad de Europa que uo lia de tolerar ose contuber nio do.Jhon Bull'eou el Tio Sara para (^esbalijar impauemotita á una nación cuyos intereses son hoy ■ los de una raza, gloria de la humanidad, la raza latina, frente á la raza anglo sajona que di sus primeros pasos ou la Historia con los piratas normandos, justifica siempre su .abolengo,- y so ,mues tra hoy al desnudo, tal' como es, intentando una expoliación inicua como jamás la viora oi ia!)i)do..i)i aáu.on Jos dias más luctuosos de los tiempos bárbaros. España necesita para luchar con osos yan/tces, si poderosos por el oro y el número, despreciables por su cobardía y su conducta do bandidos, el esfuerzo de la marina morcante que armada ou corso arrojará de tudos los maros el pabellón estrellado afronta de la humanidad. Inglaterra que .ve esto claro, trata de üg'ar nuestros movimientos, con imposiciones que uo podemos ni queramos tolerar. El gobierno español debo contestar cualquier uota que en ese soutidorso le dirija llenando. el. naar con sus corsarios; y debo contestar á la hazaila de .piratas con que la cobarde marina de los Estados .Unidos ha empezado las hostilidades, mandando . apresar ou ol acto todos los buques yankiias que se cojan eu nuestras aguas y nuestros puertos. El corso es nuestra vida porque hiere, mortaimonte á los yankéos en la liuica viscera sausible de su organismo: el. estómago. . Nuestro . gobierno debe acordarse anta todo del bien de España y arrosk trar las consecuencias por graves que puedan ser; poro ceder á esas exigeu cías que oqíiivalou á despojarnos doi honor, la vida y la hacienda, atándonos antes do pi6s y manos, oso nunca. Lo que dice uü ijanfe El notable hombre''' público y exMinistro uorteainoricauo, Mr. E. J. Phelps, cuyas opiniones, expuestas antes de estallar el conflicto entre Es pafía y los Estados Unidos reproduce el diario londonense Tke Oaüij Telegraph, dijo lo siguiente: «No es creíble que' la 'mayoría inteloctnal del pueblo americano, esa mayoría que puede contarse por su peso y por su uúmero, sea partidaria do nua guerra iunocosaria, y mucho más cuando, para provocaría, es preciso atacar á un vecino- amigo y más débil, sin que pueda justificarse por ningún principio do ileroeho ¡nternacional. España es una Nación amiga, y siompro'lo lia sido. El agitador más iuf;itigablo, ol mayor propulsor do la guerra' no ha podido encontrar ou. ninguna historia, desdo que esto país nos fué mostrado por Colón, el menor' motivo de combato entre uno y otro país. España no nos ha atacado, ni se propone hacerlo; ha hecho cnanto le lia sido posible para impedir las hostilidades; India con una1 iusurroccióo contra el Gobierno, y porque el teatro de la guerra está á más (¡o 3.000 millas de la madre Patria, no ha podido recoger ol fruto do sus saugnontos esfuerzos; pero os indudable que la rebelión hubiera concluido por falta de medios en los robuldes, si no /m biera nido ayudada y alimentada por las coiiUuuas expcdicioncu de nuestro país, violando asi nuestras propias leyes de neutralidad }/ laa obíigaciones sagradas de los tratados. Muestro Gobierno no lia patrocinado, es verdad, estas, expediciones, y si hecho algunos esfuerzos para impedirlas, sinceros sin duda, pero siempre ineficaces por culpa do las antoriJades de ¡os Estados Unidos, que han solido llegar al muelle cuando ya había zarpado el buque qno se pretotidía detener. Con que esto servicio so hubiese empleado la vigésima parte de las fuerzas navales que ahora estamos ro busca nd o por todas partes pnra lo que ha dado en llamarse defensa nacional, hubiéramos sacado la única fuente, que mantiene viva la rebelión. Algunos partidarios de la guerra han dicho que debe hacerse responsable á Espada de la catástroEo Maine, sea ó no so Gobierno culpable de ello; poro supongo les será muy difícil sos tener esta afirmación, pues ano cuando su negligencia fuese causa del desastre, su responsabilidad sería discutible. ¿No se ocurro á los que tal dieou que esta regla obra lo mismo en pro que ou contra do ellos? Si España tiene obligación de garantizar , la seguridad de nuestros barcos en sus puertos, también nosotros tenemos que garantizarle que en los .nuestros nose áHstariii ui saldrán expediciones armadas contra su Qobiornó, y si hay responsabilidad para ellos, lógicamente debe haberla para nosotros. Obtuvimos 16 millones de íuglatorra por los dados qno nos cansó oi Mal/ama (que solamente se fabricó, no so armó en aquel país), fu nd dudo nos ou que por parto del Gobierno inglés no habla habido ¡a vigilancia dabida pa ra impedir la salida do .aquel buque; ¿puede ponerse eu duda que serla un caso mucho más gravo do nogligoucia para nuestro Gobierno, si se sometioso á un tribunal do arbitraje las salidas de las expediciones á favor do los iusurroctos cubanos? Son estos un cuerpo de hombros do uiímero incierto, , qno se . osconde;] siempre ó huyen, sin. capital, sin gobierno organizado, y sea lo quesea la Juuta.de Nueva York, simples bandi dos que han estado haciendo lo que ellos llamairgiierra, con érímenés, uo admitidos en ningún pais 'civilizado comó propios de la guerra, destru yendo las casas, haciendas é industrias de los contrarios, hasta que lian destruido todo,, volando trenes que solo conducían 1 pacilicos y.asosinaudo á sangre fda í, un oficial ospaiiol, que bajo l;i salvaguardia do la bandera blanca, iba á ofrecerlos la autonouiia. Sns fuerzas so componen de cubanos renegados, negros, mulatos y aventureros do ¡os listados Unidos y do otras Naciones. ¿Es esta la causa que sostenemos? ¿l-'uede considerarse como obra de humanidad ir contra el Goibieruo establecido eu la isla de Cuba para entregar la población eu manos de tal gentuza? ¿Es esta la intervención quenas proponemos, derramando más sangre y llevando, á Cuba otra calamidad mieva á costa do otra mayor para nosotros. Un solo millón ó dúos cuantos de los cientos de millones que la guerra nos cuesta, bastarían para este objeto', 'únicamente con detener las expediciones que salen de nuestros puertos alimentando la insurreccióui La guerra acabará cuando dejemos do pactar con baudidos. La humanidad de la paz es más fruetifera que la humanidad do la guerra.» La voz do la razón no ha resonado en los Estados Unidos. Veremos alio.ra sí roauoua la voz do nuestros cañones. ^ pe la PUNTOS UE SUSCRIPCIÓN lín c.vta Adininistmción, Princesa D. Anuncios y comumeados á precios con voncionnks. NÚM. 2,495 ¡ESPAÉ! iQii e* |J3L-n li In ífii'ü'i'.i.piKÍ in suerte. Íctorin si Ücrtoí i:oiiLi':i ella, ¿la v y Clin nrlo nó. ¡1 In iivip rtoí Ya está de pié. El pueblo que todos miraban con lástima como á Job, ya no quiero su Irir más. Se acabó ku resignación. Concluyoron con sn paciencia. Ahora principia Ja reivindicación. ] España, madre de héroes, ultrajada por la ingratitud americanal ¡La noble España, afrentada por los mercaderes sajones! Vergüenza para ol hombro, cuyo corazón no so agito, auto el deshonor, con palpitaciones do ostromeciraiouto. ¡Ay! do las manos que nose levanten para reparar el agravio. Desde ol Arbol de Guaruica, al Panteón de Marinos linstres. Desde el Bnieh al Gibralfaro-, La prensa lia propagado con palabras de fuego, el sentimiento do la honra nacional. Y las playas cantábricas, y las riberas mediterráneas al recibir oi beso délas olas devnélveulo, para que al chocar eu las costas de Cuba, repercuta en los litorales iiortr.amoricanos, sonando como ol chasquido.do nuestro desprecio. Eco, que repiten los horóicos aragouoses. Eco, que so engrandece en los riscos de la braba Galicia, Eco, que se extiende, como e| tableteo del trueno, por las gloriosas provincias castellanas. Eco, que la" (euluíi * vascongada, asocia ¿ los vítores do las entusiastas regiones andaluzas. Eco, que la noble Valencia y la virtuosa Extremadura, envía il las espesas sierras Leonesas, puraque so confunda con las aclamaciones do las fidelísimas provincias gallegas. Y, asi do frontera A, frontera, solo íiav nn altar; la Pátcia. Y do litera! á litoral, uo hay sino una bandera: ¡a lioura española. Bendíc.iéiidola la Iglesia, dice por la voz do sus Principes con oi Cardonal do Sevilla; «Los puoblos se íiuudon poro uo se deshonran» . Las mujeres españolas, repiten cou Blanca de Castilla, con Isabel la Católica, con María Pita, con Rosario Copoda, con Agustina Aragón, cou Mariana Pineda: ■ De la patria son mis joyas.» La Banca: «Ahí ostáu mis tesoros.» ■ El Comorcio: «Tuyos son ¡España! mis bienes,» La industria: «Cara ti son mis máquinas y mis productos*. El Pueblo, con la Soberanía de sus sEntimicntos universales y el imponente rumor do sus man i fus tac ion os: «Todos quoromo.s sor soldados», í'or la honra do España, nadie llama »1 osfüorzo sacrificio, sino voluntad. La voluntad, es querer de voras, querer con el alma, y cuando así se quiere, «querer es poder. » El podor en casos tales, es vencer; por eso España vencerá. Victoria, que es gloria, porque eu el triunfo do nuestros Ejércitos do mar y tierra, triunfa la causa do la civilización. Ideal español, que nuestros tercios pasearon por Europa y llevaron al Nuevo Mundo, ■ Llevaron, mantienen y mantendrán hoy y siempre. Si. Cuando el sol brilla sobre las bayonetas y cuciiiiios de nuestros fusiles. Cuando el sol relloja sobro [os broncos do nuestros cañones, sus destellos son destellos do gloria. Porque la Civilización y la Justicia os la luz do nuestros estandartes do guerra. El viento qno hace llamear nuestras batidoras eu los campas do batalla. jijah DE V. PORTELA. Alharacas yankés Tantos Ímpetus, tantas alharacas, tantas bravatas do los yanltfc-s, so han reducido á espuma, á burbujas do jabón. Los yankécs, por lo visto, tienen ia¡is iniodo que vergüenza, y oso que vergüenza no tienen ninguna. Cuando Esparta entregó los pasaportes á Woodford, según recuerda A'/ Liberal, saliorou de Casa Rlauca multitud de órdenes, cu las cuales se decretaba lo siguiente: el ataque si multáneo á Puerto Rico y Filipinas, una demostración do fuerza eu la ba lila de la Habana, el bloqueo de toda la isla de Cuba y el desembarco en su parto oriental do nu cuerpo expedicionario de 20 ó 30.000 hombros. ¡í¡La gran República!!! aimuciaba que no invertiría más que dos semanas en pacificar nuestra Autílla, previa la expulsión forzosa del ejército español de mar y tierra. Pues uo hay nada do lo dicho. El coraje yankéa se lo han metido eu la pezuña. No viven, uo duorra^n, sobresaltados, atorrados. La escuadra que lia ido á establecer na bloqueo ridiculo en Cuba, nose atrevo á tacar ¡i, la Habana, y los marineros so pasan la noche cu vela con eu snofios fatídicos, temiendo ir á pique por el empuje do ios torpedos. Los Estados Unidos ha ensuciado el antiguo aforismo del latíu vulgar águila non capit muscas. El pueblo español, eu defensa de su honra y enfrento de las inauditas aro serías, injurias y violencias do los i/ank/'cs, está dispuesto á mostrar la energía que en todas las épocas do la historia ha revotado. Por que eu España podrán equivo- CíM'^O luj [I.M tó-i ¡CO-Jf p&JiLilu uí^mÍ^'O carso los politicos y ios gobernantes: podrán ia pronsa y los politicos do profesión torcer las ideas según la couvouioucia; poro ol pueblo no se equivoca, pues so mueve ou la tradidicién, so inspira eu la coucieticia y se guía por un instinto, certero que naco del corazón saturado do patriotismo. El pueblo vió desde no principio que la guerra con la guerra en la nn nigua, y la gunrra desde ol principio con los listados U'iidos, slostossoffui.in suconducta de perfidia, eran el camino do la dignidad nacional, y la oxpenoncia asi lo lia confirmado. El Pinzón y el pp Mh í\\ Mi. Los pájaros danzantes délas orillas del Plata son también en su mayoría cantores esceloutcs quo can tan á más no poder durante sus danzas aéreas. Pongamos como ejemplo el pequeño pinzón do La Plata, el sy calis tuteóla, quo varía sus ejercicios scgi'ni la ostación. Durante la estadióu fría ó do inviorno, estos pájaros, que viven en bandadas inmensas, uo tienen más que pa.iatierapos aéreos y ejecutan eu el espacio sns danzas acostumbradas; pero en primavera la alada tropa se instala eu las floridas ramas y los pájaros can Mu, coucor&aiido sns iaoiimerables voces que producou un sonido intonso, como un vendaval cuando so oye de lejos, y de cerca, como una masa enorme do melodía, pero de ninguna manera un caos de sonidos musicales. Las notas, aunque innumerables, parecen deslizarse suave y distintamente, produciendo al oído el mismo efecto que produce á la vista la lluvia cuando brilla ol sol é ilumina los millares do gotas quo caon todas eu una misma dirección. Los pájaros cantan así durante horas enteras sin interrupción. Ropeutiuamento so apodera do ellos la pasión amorosa, so deshace el agradable coro y los machos cantan y danzan ai rededor de las hembras. Emiten entóneos un cauto poco ruidoso, poro ¡tcompaiUdo do actitudes graciosas yespresivas. «Los círculos quo describe en corno do la hembra, dice M. Hudsou, sus avances y retiradas siu número y sus volteos por oncima de ella mientras su voz se llena do ternura apasionada; sus descensos hasta ol suelo, eu donde permanece, en cierta manera, como postórnado á sus piés, abiertas las alas que agita fébriltneuto, la voz espirante,— todos estos olocueutes y graciosos movimientos parecen osprosar la ternura desarrollada en sti corazón.» Poro la melodía durante esto periodo de emoción violenta apenas es perceptible. Después del aparejamiouto y terminada la construcción del nido, las dotaos trací onos toman una forma nueva y mas bella. Elpájaro pormauoco generalmente posado en una rama quo domina la yerba y á intérvalos se eleva á una altura de -10 á 50 metros, lanzando durante esta ascensión nua prolongado serie do notas melodiosas; después vuelve á descender trazando una graciosa espira!, con las alas inmóviles somejaudo un paracaldas que cao lontamento. La voz también .baja, las notas son más graves, más dulces y mas expresivas hasta que llega al suelo. Una vez en tierra, continúa ol cauto, ¡as notas so prolongan, so adelgazan y se aclaran llegando á1 parecer los sonidos do una arpa tocada por manos do hada. Lo más agradable del canto es esta lenta gradación do Hoyar la voz desde ias notas que podríamos llamar guturales emitidas por el pájaro cuando se eleva, hasta los sonidos melodiosamente atenuados del final. El naturalista inglés lludson menciona aun otra espacie— el pájaro burlón, do Patagonia— qiie, dice,,- sobrepuja á todos los demás cantores del mundo por la amplitud, la variedad y el carácter brillante do su canto.' ..OnnU" nuti". ni F^llryjn. ^fto pij-irn cantará durante una hora, , reproduciendo cou maravillosa fidelidad los cautos más ó. menos melodiosos de una veintena do especies; concierto tan e$traíio como agradable. Pero por maravilloso que parezca duranto sn duración, se cosa do admirar ol art» imitativo del pájaro, cuando ol burlón, para demostrar su incomparable superioridad, hacen romper, do reponte, su propio canto bíllisimo omitido ou, una potencia, un abandono y una gracia que lo hace semejar— poro con asombrosa superioridad— á la alondra cantando al romoutarso al cielo. Las notas salen á chorro continuo; la voz es brillante y tan definidameuto variada que, si la rivalidad y la emulación ocupan eu los pochos emplumados tan dilatado espacio como algunos suponen, todos .los pájaros que oyen esta admirable melodía puedeu languidecer en el süoucio de ¡a desesperación". Eu la mayoría dé las bellas, ejecuciones musicales, las mismas notas son omitidas en ol mismo orden y después do un iulérvalo el canto se repite sin ninguna variación; parece entonces imposiblo que so obtengnu ou manera alguna contrastes y efecros armoniosos de claro oscuro, siendo ol canto de un extremo á otro algo como una melodía tocada suave, mente en ol mismo tono. Esta aparente imposibilidad, dice M. Uudson, ostá realizada eu el cauto del pájaro burlón: las notas no so suceden nunca en ol mismo orden; siempre, siempre y como bajo el dominio do una inspiración, en uu orden modificado con variaciones infinitas y nuevos sonidos. Este pájaro pertenece á una de las especies que acompañan la música cou movimientos rítmicos y apropiados, y asi como su cauto es, por decirlo así, una improvisación inspirada que no so asemeja ai cauto de ningún otro pájaro, también sus movimientos tienen to ios ol mismo carácter de espontaneidad y uo siguen un orden determinado, siu que dejen de tener por eso una gracia, una pasión y n-.ia perfecta armonía con la música, sin par entro los pájaros que poseen el doble talento de U danza y del canto. Cuando canta, salta incesante monto de abrojo eu abrojo, tan pronto haciendo una corta pausa, tan pronto uo tocaudo mas que las cimas, comí ocultándose outra ol follaje. Despuos, do reponte, ou nu acceso de exaltación, so eleva vorticalm'iute á grande altura, batieudo las alas cadenciosamente, ó bien, subiendo eu zig-