POLLETIir. Continiuicion. La víspera úé dJa señalado para la' marcha de mis dos líÍjo4^ d nc- gonnnlc J.akaruf reunió á %w% .imi- pos á crnar |iara despedirse de elíos: 3a ci^uj so hcibJa jirolotigado mucho y er.i_va muy Oíitrada la noche, cuando de repeine se -'ibiló con violencia la, s^la en qu<> oslaban reunidos' Jos convidad*», .j, aparecii.^ron el viejo Boyardo y scíí de sus' hijos, ha^ bicndüse quedado ios üH;os dos en el palio guardando los caballos. Anttt que los. convidados hnbfesea tenido lienipo dt volver en sí de Ja sorp^rcs-^ estíihan v,i a^-arrodos íoi oos oliculcs níoscovilas, por \oi nervudos monUnci:rinos, y Snicados h\^ i-i déla -^i^Xs^ con tanta rajiidee que no pudieron defenderse de modo alguno. —Vosotros na habéis ciimpJído iHiesIra .palabra, pero yo he venido á cumplir la mia í Esla lúe la sí- liJestra dcs]>edida que dirigió e) viejo Douka á lus rusos que estaban presentes, y alerroriiados v .fpenas con- vJiiyó h dlliina pjlabí\i, cuando <¦! y sus liijos eslabau yn montados en sus cibcdlas, y íon s:iblL' ,n tnano .itravc.aroíi á ti^lopo la ciudad do B'.l^-r.ído. Los do'i hijos mnvorcs del icnible ,uu¡,mo llevaban dclaotc de íilos, ;d naves sobre sus fabailüs, cüujo utia inmunda carpa á lai dos (ul[>.iljhA i^MP hai^jan jurado castií;ar. Los ¿.'riíoíi y los lamentos del vírjo iioizocianlr L;ikaror, fueron iínítilcs, l'urs nadiu se aírevió á jierscL'uij á le- m<^ulpne^'rino5, y habiendo bi au- 101 id. id onviadü á una coinpanid de Albamrj.rs rn sit pej^^ecucioa, apenas Sí- cutero dH caso (.1 oficial qufi la iiiand.ih.i, doilarii (nir no saldria de ir niidid, ni tentaría n^tda rou- tia i\ jÍ<>y;ij([o, en razón de que cl iuicm se había celebrado con las fórmulas juesrrilas y tjue sería un sacrile^-io el oponerse á la ejecución ele la justicia de familia, Lakarof lleno de desesperación, se decidió k ir el misino á reclamar Mfs hijos del Boyardo. Tomó una' escolta en Belgrado, y se dirigió- á^ Boro/clajocca- Su dolor fue^ inttínád yi lernbJe aJ acercarse al castillo, pues vio cerca do %n% murallas, los deformes cadáveres de sus dos lujos, cuyas sanurienlas piules esuban sus^ pendidas de una horra, colocada en frente de la puerta principal, "A pocos pasos oslaban también' esteodidos los cadáveres de las dOs j^Tenes quo hibian sido decapitadas, A los gritos y ayes de dolor que exalabé el desgraciado Lakarof, arrafr*H trándose por el suelo, y arrancándose la bjrba y los cabellos, el Boyardo y MIS hijos salieron del castílío, y aparecieron en aquel teatro de es- p^pto y. desolación! --Se ha hecho justicia, díjé con Voz sorda el ¡inoíano Douka, llora y llévate los cadáveres de sus hijos, noso- tm-i solo queremos cooservar sus pie* lesj que deben cubrir Jas tumbas de mí hija, y de mí sobrina. Lakarof se dijrigió h1 Uladilla de Montenegro, y le pidió justicia por el crioien cometido en las personas d<' i US bijos. Se reunió el consejo de los anciauri^. |)t.rD declararon estos qiu? en srmejanfcs circunstancias, el ni- bu/íal de familia tenía el derecho- de juagar, condeuarj y ejecutar, y qUe: por lo lauto la conduela del Roya]--, ílo no había traspasado los linijtes *Sy'. su derecho, ti perióiiiüo do Servia 1 rhlki i ./_ ídrh en su número del ¦ 10 de u^-- Meiubre en el que refiere estos por- nR'norPs> no dice nada de que el go- bifrnn ni*io hubiese iraiado de to- Ttiai sali^Lucion de esic hecho. Esta justicia de familia ha dejado on la historia innnmerabhs \ ler- nhles ejemplos. (St r(mtinuará.J luípania de la V. é H- de Conipañob