plácelos D£ SUSCRIPCION Hl Ferrol: un mes, 1 peseta, íltramar: seis meses Prorlncias: tres meses, 4'50 pesetas.— io pesetas— Extranjero: un año, 30 pesetas. Eea^cclím 7 Administración: Eeal 139 y 141.~Correspo¿Sal en París para anuncios y reclamos: Mr. A. Lorette. 6í rué Caumartín! EL FERROL Miércoles 23 de Noviembre de 1898 L DIA ALUMBRADO PLIEGO DE CONDICIONES «12.*— $1 contratista se encargará de encender y apagar las luces, así como de la limpi6Za y conservación de las mismas; y serán de sn cuenta las lámparas de arco, ANUNCIOS La línea de una columna, ó hueco de ella, en la cuarta plana C cts. de peseta; en la 3.a 10 id. id — Les de una sola inserción aumentan el 50 por 100. — Los no suscriptores pagarán doble. — Por cada inserción se pagará, además j el impuesto del timbre móvil de i 6 cénts. — Pago adelantado. mantenerlas en buen estado y ios carbones que se preoi8611 Para ei consumo. ,ia.a— El Ayuntamiento abonará tres céntimos de peseta por luz y hora en las lámparas de fuerza luminosa de 16 bujías, Y sesenta céntimos por luz y hora en los arcos voltaicos de 600 bujía*; pero si el precio señalado á los particulares fuese inenor por el mismo tipo de luz, este precio se entenderá también establecido para el alumbrado público. »Los estabiecimientoa cuyo soatenimiento depende directa ó indirectamente de los fondos municipales abonarán el gasto de sus lucea en análogas condiciones de precio del alumbrado público, ó en todo caso, un cinco por ciento más barato del que el rematante fije para los particulares.» A ver, entendámonos: esos establecimientos dependientes directa ó indirectamente del Municipio, ¿á qué precio han de pagar au luz? Si al mismo del alumbrado público, sobra lo último; gi un cinco por ciento más barato que el señalado para los particulares, sobra lo primero. Ko hay para qué señalar términos de elección; decídase el Ayuntamieuto por el extremo que más le plazca, y suprima el otro. «14.a Las lámparas lucirán como mínimum dos mil huras al año y los arcos seiscientas horas en igual período.» Habíamos quedado en que las lámparas serán 600, de ellas unas permanentes y otras eventuales. Al señalar como mínimum de iluminación para cada lámpara dos mil horas •n un año, parécenos que la Comisión ha pecado de corta. Dos mil horas repartidas entre trescientos sesenta y cinco día« arrojan un promedio de cinco horas y cuatro décimas por día. Tomando como base una noche de verano, encendida la lámpara á las oebo, se apagaría á la una: y en invierno, encendida á las cuatro y media, se apagaría á las diez. ^ Esto aparte, ¿no piensa la Comisión que tengamos toda la noche alumbrado permanente, siquiera en una parte del que luzca durante las horas primeras? Aclárese eso, y auméntese el mínimum señalado, por resultar pequeño á todas luces. «15.* — El pago del alumbrado se hará al contratista por mensualidades vencidas. Si dicho pago se retrasa dos meses, se abonará al contratitsta el B por 100 de las mensualidades no satisfechas, á contar desde la segunda vencida. >En las liquidaciones á que se refiere la condición 11.a, se hará la deducción de las toras en que una ó varias luces hayan quedado extinguidas, así como las multas que imponga la Alcaldía por faltas en el Bemcio, y de la baja obtenida en la suhasta. »16.* — Se reputarán como faltas leves la carencia de limpieza de los aparatos, palomillas ó lámparas, etc., la extinción comprobada de un número de éstas, desde un tres á un diez por ciento, la falta de Uniformidad ó la presencia de oscilacioues y el retraso en la reparación de los desperfectos que existan. Tales faltas se castigarán con 5 á 50 pesetas de multa. . ^Será también taita leve la disminución ! de intensidad luminosa marcada para las lamparas y arcos. Esta infracción se castigará por la Alcaldía con una multa cuyo ^alor ascienda al del precio que corresponda en todo el alumbrado público al densidad que faltase.» ¡Aprietal Aquí si que no sa ha quedado manca la comisión, y nosotros lo aplaudimos; pero aun así desearíamos mayor claridad en el concepto, á fin de evitar interpretaciones futuras. muy probables. >SQ considerará como falta de igual cla88 y será corregida de igual manera, la extinoion de un número delimparas mejor de un P por 100, si inmediatamente Qe ser a-vi.aA^ „i — *.-„i.4Z\i4-k no facilitase Rumores que se confirman. Si quedaran algunas dudas acerca de la existencia de uua verdadera alianza entre la Gran Bretaña y los Estados Unidos de la América del Norte, bastarían á desvanecerlas tanto el lenguaje de los periódicos ingleses, como las intencionadísimas frases que han cuidado Ohamberlain y Salisbury de deslizar en sus discursos; más que discursos, fogosas arengas tribunicias que, al exaltar hasta un punto inconcebible el patriotismo ingióá, han despertado, en igual medida, la.s sospechas de Europa. Todo parece anunciar la proximidad del momento en que la raza anglo-sajona habrá de proclamar su hegemonía sobre los pueblos del antiguo y del nuevo Continente, sin que por parte alguna se adviertan trabajos encaminados á la organización de fuerzas que se opongan con éxito á la realización de tan b^stardaB ambiciones. Inglaterra se prepara á la lucha y también los Estados Unidos se aperciben á la misma. Una poderosa escuadra americana saldrá dentro de breves días con rumbo á I Europa; en ella figuran los más potentes I acorazados de la Unión, y, según dicen alI gunos periódicos, conducirá á su bordo I tropas de desembarco. I Asimismo, la escuadra inglesa de reser| va ha sido dividida en dos divisiones: una que cruzará las costas británicas y obra que irá á Gribraltar. A la primera de éstas se juntará la escuadra del Oaual, y de este modo so reunirá en las aguas de Inglaterra una formidable escuadra. Destruidas nuestras fuerzas navales, claro está que el nublado descargará sobre Francia; luego sobre Italia; acaso más tarde sobre Alemania; y batidas de tal modo, y, como si dijéramos, en detall, todas las naciones, ó las más prepotentes de ellas, Europa se arrepentirá, aunque ya tarde, por desgracia, de habernos abandonado en una lucha on que defendíamos, más que nuestros propios intereses, los del continente á que pertenecemos y también los grandes principios merced á los cuales logró alcanzar la vieja Europa el cetio y el supremo señorío sobre todos loa pueblos de la tierra. iüm. 6.902 lecibiendo en cambio, como recompensa, una fuerte suma en metálico, de que tan necesitado está el Erario español. Termina diciendo que España debe dejarse de pujos de amor propio, y aceptar i el periódico,— necesitaremos modestamente los dollars. * * * Prensa francesa. Sin prejuzgar la respuesta que los comisionados americanos de la paz darán al último memorándum de l los_españole8,-sometiendo á un arbitraje f la interpretación que debe darse al artí- | culo 3.° del Protocolo de 12 de Agosto { ter, respecto del valor que las islas Filipinas pueden tener para los Estados Unidos. «Si nos han de pertenecer todas— dice periódico, — necesitaremos pa a conquistarlas doble ó triple número de soldados que el que allí existe. ¿Sabe el presidente si el país está dispuesto á concedérselos?» La artillería en Santiago. punto á los marinos de España, cualquiera que sea el juicio que se forme sobre otros aspectos de los problemas militares allí planteados y resueltos por mar y por tierra. % JUAN LAPOUMDE. mmm DE mnm La anexión de las Filipinas. Juicios de la prensa extranjera. La prensa inglesa se ocupa bastante de las conferencias de París y de sus resultados probables. Ajuicio del Time*, la resolución adoptada por los comisionados españoles respecto á que la soberanía de España sobre Filipinas no debe ser puesta en litigio, no envuelve tanta gravedad como se creyó á primera vista. Según el diario londonense, del artículo 3.° del protocolo no puede deducirse la indiscutible soberanía de España, y por tanto, la negativa del derecho de los Estados Unidos para anexionarse el Archipiélago filipino si así pareciera bien. Refiriéndole á la designación de un árbitro para resolver esta asunto, el Times combate la idea por inútil y absurda, porque no se concibe, en su opinión, que los Estados Unidos hubieran entrado en las negociaciones de la paz con los brazos atados, siendo así que había de discutirse una cuestión de la mayor importancia práctica. «Pudiera, sí— dice el Times, — por razones especiales y supremas, existir un oonvenio expreso respecto á la no adopción f de resoluciones de carácter particular; pe\ ro es evidente que no hay tal acuerdo, como lo demuestra el mismo texto del protocolo. De existir ese convenio, el arbitraje fuera asimismo innecesario é inadmisible.» El Times, por último, aconseja á España qae ceda en este debate, á fin de que no se vean los conquistadores americanos obligados á poner la planta en otras posesiones españolas, especialmente sobre las islas Canarias, y termina haciendo presente al pueblo de los Estados Unidos que las simpatí-is de Inglaterra están último, Le Temps cree saber que en la ¡ próxima sesión del lunes los delegados i yankis sostendrán su anterior demanda, | í invocando como argumento el que su na- | ción, consultada en las elecciones del día i 8 del actual, coloca al Q-abinete de "Washington en la imperiosa necesidad de mantenerla, no admitiendo discusión más que sobre la cuantía de la compensación que ha de concec erse á España. «Por su parte— dice, — los americanos estiman que España no insiste sobre el reconocimiento previo de su derecho de soberanía respecto á Filipinas, más que con el pensamiento de consentir ulteriormente en abandonar el arohipiélago, pero en condiciones entonces más ventajosas. Las noticias de Washington dicen que los comisionados yankis han recibido instrucciones para evitar nuevos aplazamientos, y de indicar á sus c dogas españoles el total exacto de la suma que al G-obierno de los Estados Unidos está dispuesto á pagar por los gastos efectuados en el archipiélago en asuntos de paz. La suma ofrecida será fijada entre 20 y 40 millones de duros. La entrega se verificaría al contado, y el G-obierno americano JIO tiene intención de entrar en relaciones de ninguna clase con los tenedores de deuda española, á pesar de los esfuerzos hechos por una potencia en este sentido.» Confirmando esto mismo que dice Le Temps escribe el Journal des Dehats: «Un telegrama de Washington anuncia que los comisionados americanos indicarán en la sesión próxima la suma exacta que los Estados unidos están dispuestos á pagar por las Filipinas, y que se reduce al importe de los trabajos de carácter pacífico hechos por España en el archipiélago. Esta suma, que será de 20 á 49 millones de dollars, se entregará á España, pues | los Edtadoa Unidos xio están dispuestos á | entrar en relaciones con los tenedores de | títulos españole?, á pesar de las indicaciones que ha hecho una potencia en este sentido. Los plenipotenciarios americanos han recibido orden de manifestar á los españoles que no consentirán nuevos aplazamientos. En el ministerio de la Guerra de Washington reina gran actividad, organizando las tropa* que han de servir en las colonias. El Gobierno no ha querido licenciar á los voluntarios que han regresado de Puerto Rico. Mr. Hay, secretario de Estado, ha dicho que los Estados Unidos se mantendrán en la posición conquistada. Los españoles— ha añadido— deben retirarse de Filipinas como se han retirado de Cuba y Puerto Rico. Ellos deben cumplir el protocolo, que est\ bien claro. Aguinaldo y el Gobierno tagalo han dirigido un Mensaje á Mac-Kinley exponiendo los servicios que los rebeldes han prestado á los americanos, los cuales no han sido recompensados ni reconocidos.» I El corresponsal del Standard en Madrid | manifiesta que la opinión en España veI ría con satisfacción que el Sr. Montero [ Ríos se negase á firmar el tratado de paz cenias carísimas condiciones qaeseim- p ser avi-ado el contratista, ^ en ios sitios en que se careciese de j Gon ^ *l-7.a Se considerarán come faltas gra'