m Udi rea g{ señ )r; y esto obedece á una razón muy sencilla. La naturaleza np ha querido realizar el sueño de mi amigo, el cual deseaba tener un hijo, y no tiene más que una hija encantadora. El comerciante de Londres se llama Dulac, nombre muy raro en Inglaterra, y del cual está muy orgulloso, porque siempre supieron honrarlo, tanto él como su abuelo y su padre. Y como sentiría en el alma que después de su muerte su casa de comercio tomara una denominación distinta á la de üulao y Compañía, quiere tener por yerno á un Dulac. Por esta causa me ha encargad ) varias veces que escribiera á todos los Dulac de París la carta de que ha recibido usted un ejemplar. Para ello he consultado el último Anuario de Bottm. Pero usted ha sido el primer Dulac que se ha tomado ed trabajo de molestarse, dando crédito á mis palabras. Descanse usted aquí un par de días para que hagamos algunas excursiones por la comarca, y después le acompañaré a usted a ijondres á casa de mi amigo Dulac. A la mañana siguiente, el trancés, en compañía de miss Florencia Bonderby y de su padre, recorrió con verdadero encanto los alrededores de Douvres. Así las cosas, una tarde dijo el anciano al forastero, que el Dulac de la Citó^abedor de la estancia en Douvres del Dalao de sus ilusiones, esperaba en Londres al huésped de su amigo Bonderby. Al oh esta noticia, Mr. Dulac puso muy mala cara, ó interrogado por la causa de su extraña actitud, contestó resueltamente: j.1 a!fi; ?! * —¡No quiero ir á Londres! —¿No quiere usted ir á Londres? —No, señor. Lo que quiero es regresar á París... sido, completamente solo. — Miss Florencia se puso encarnada, y dirigió sus ojos hácia el mar. f . —¿Y por qué renuncia usted á la brillante posición que le t frecen en Londres?— preguntó Bonderby.— Tenga usted en cuenta que se trata de una mujer encantado! a é inmensamente rica, y que, por lo tanto, el proceder de usted es absurdo. I I —Pues renuncio á todas esas ventajas, porque... porque... amo á miss Florencia Bonderby. ¿De veras? —Sí, señor; con toda mi alma. —Y tú, hija mía, ¿qué dices á ésto? —Que... no deseo perjudicar á M. Dalac... en su carrera... sin embargo... — Pero ¿le amas ó no? Miss Florencia se echó á llorar sin qu« lefueia posible articular ni una sola palabra. —¡Qué diantre!— exclamó de pronto Mr. Bonderby:— ¡üasáos y sed felices. Los dos jóvenes se tendieron las manos y se miraron con expresiva ternura. — De este modo— prosiguió Bonderby — se realizarán los deseos de mi amigo Dulac, sin que tenga usted necesidad da ir á Londres, porque... — Porque... — Porque soy yo mismo el Dulac de Londres... mi querido Dulac de París, y mi hija y yo no hemos hecho más que desempeñar admirablemente los papeles que nos h ibíamos asignado para la realización de estos propósitos. — ¿Cómo es es /? ¿Ha desempeñado Florencia una oomediü? — preguntó Dulac. — Según eso, no me a. na... En tal caso... —¡Alto ahí! — gritó alegremente el anciano. — Lo única falso que hay en esta historia es el nombre, es decir, el pseudó ¬ nimo utilizado para ñrmar mis circulares, ¡Pero todo lo demás es cierto, incluso el afecto que mi hija y yo sentimos por usted... por tí mi querido hijo, mi querido sucesor!... EKNESTO D'HERVILLY. resolución de estudio en ese centro á nuestro favor, y á prepuesta del Excmo. Señor Greaeral de Marina, D. Ignacio García de Tudela, y á consecuencia del cual ha remitido V. E. I. á esta Capitanía G-eneral una R. O. fecha 8 de Octubre próximo pasado. Nada más meritorio, excelentísimo señor, habría que el que V. E. I. no mirara indiferente, cuanto en esta humilde exposición se manifiesta, pues, harto sabido es de todos que lo exiguo del iornal que disfruta el peón de Ingenieros (ó sean i'75 pesetas) no llega ni con mucho para atender á las necesidades más perentorias del hogar, y,harto desgraciado es el que se ve rodeado de numerosa prole, y no puede darle ni 1* menor noción de educauión, sin que además le faite el pan para susceatarse en esta azarosa, vida. No dudo atenderá compasivo, dentro de las lindes de ia más estrecha justicia y razonable criterio cuanto tengo la honra de exponer á V. E. I. Dios guarde á V. B. I. machos años, pa ra el bien general de la patria y los que somos sus subordinados. Ferrol 26 Noviembre 1898— Excmo. é ilustrísimo señor.— JUAN BÜÍO FBAOA.» de la EN EL AYUNTAMIENTO LA SESION DE AYER tiende?) propone que el dictamen comisión se modifique en el sentido de ampliar á un año el plazo de instalación de fábrica y servicio, y á 15 el de la concesión. (En esto sí que ya merece plácemes el Alcalde; á él se deberá que sea probable la concurrencia de más de una Empresa á la subasta). Disensión del dietamen.— Lo comba te el §r. Rodríguez afirmando que el alumbrado eléctrico exclusivo no llena las necesidades del pueblo, y pide que se adopte el mixto de electricidad y hulla. El Sr. Guerrero sienta la peregrina afirmación de que ei hulía no es de resultades (¿quién se lo dijo?), y que el único aceplsble es el eléctrico. Br. Fernández Oarcí<í sostiene oomo el Sr. Rodríguez la conveniencia del alumbrado mixto. El Sr. Rodríguez vuelve á la carga, diciendo que de lo que se trata es de favorecer á la empresa Eléctrica Popular. El Alcalde entiende que debe haber competencia y no favorecer á nadie. Por eso propone el período de 15 años para la ooncesión. El Sr. Fernández García coincide con las apreciaciones del Sr. Rodríguez, afirman do que basta examinar el pliego de oondi orones para deducir que más que un alumbrado eléctrico, lo que se busoa es el alum brudo de esa sociedad. El Sr. Rodríguez niega la afirmación del derla en el puesto de 4.a o 5.a clase quese le designa, pero que si lleva mas de una entonces debe irá puesto fijo, es decir á la nave donde se expenden las aves (¿Y que harán con las patatas, quesos, huevos, etc. que constituyen su mercancía mixta?) ... . „ Y gallinas van y gallinas vienen, se habló mas de las gallinas que del alumbrado. Aquello parecía un gallinero. Y se levantó la sesión. REGRESO DE CAMPAÑA EL BATALLÓN de Infantería de Marina. LOS PEONES DE INGENIEROS PETICION JUSTA A continuación verán nuestros lectores la respetuosa solicitud elevada por los humildes trabajadores del ramo de ingenieros al Sr. Ministro do Marina. Es tan de justicia atender la fervorosa súplica de ios pobres obreros, que es de esperar no sean desoídos por la elevada personalidad á quien la dirigen. Más ó menos remota, los operarios de los talleres tienen la esperanza de ir aumentando en sus jornales; sólo el peón continúa estacionario en sus mezquinos emolumentos con los cuales es imposible subvenir á las más perentorias necesidades del hogar. Si siempre sería equitativo aumentar el mísero haber de los peones del ramo de ingenieros, haciendo desaparecer en beneficio de estos últimos la desigualdad en que aparecen con los peones del movimiento, esa equidad suba de punto hoy que las subsistencia* se han encarecido de tal modo que hacen difícil ti vida y más precaria la situación de esos modestísimos servidores del Estado. EL CORREO Q-ALLEOO une su ruego á la súplica de los hijos del trabajo, confiando en que el Si . Ministro la acogerá con la benevolencia á que aquéllos son acreedores. He aquí la exposición: "Excmo. é limó. Sr. Ministro de Marina. Excmo. é limo, señor: Juan Buyo Praga, capataz de peones, afecto al ramo de luganieros, por sí y en representación de loa pe mes del referido ramo, á V. E. 1. con ia mayor consideración y respeto, y por mediación de sus superiores jerárqnicos recurre en súplica de que: Atendiendo á la cirounstancia de haber sido aumentados en sus jornales los peones afectos al movimiento en estos Arsenales, y que esta causa la habrá motivado la interpretación y excelente sentido de V. E. I., en la época de su digna gestión como representante de la Marina de guerra y de los que somos sus administrados; y atendiendo á la carestía que existe en todos los ramos del comercio, para quo podamos sustentar da un modo harto po bre la vida; y atendiendo á la cirounstancia también de que el peón de Ingenieros, tiene que verse supeditado á las cargas y gabelas lo mismo que el otro peón del movimiento es por lo que recurre á V. E. I., suplicándole rendidamente trate de inquirir por los medios de que V. E. I. dispone, se üé una solución favorable y pronta al expediente que ha motivado la Asistieron 13 señores concejales: señore Baamonde, Gómez, Pernáuduz López, Fernández (larcía, Meirá^, Roirígaez, Esperante, Velo, Piña, Vázquez, Ntira, Allegue y Q-uerrero. (Perdónennos los demás concejales que se quedaron en casa. Cuando se han de tratar asuntos de trascendencia, la abstención merece severa censara. Y no se diga que la cuastión estaba prejuzgada: mejor que mejor para los que opinando en sentido contrario, tenían el deber inexcusable de afirmar solemnemente su voto, íundindolo según su leal saber y entender. Una voz que fuese refleju fiel del estado de opinión, allí donde muohos son inconscientes, si no hubiese destruido compromisos previos, hubiera resonado simpática y sido eco digao del público aplauso.) JLo de los cañoneros de la Grana. ~ El Alcalde dijo: Anies de entrar en la discusión del orden del día, tengo que comunicar al Ayuntamiento qu3 en uno de los últimos Consejos de ministros se acordó la incautación de los baroos que se construyen en la Qraña, y que la casa Vea-Murguía presenoó una proposición pidiendo sa le conceda terminar en sus astilleros las obras de aquéllos. Esto sería escandaloso— añadió el señor Baamonde— y es justo que esos buques se teeminen en nuestros Arsenales donde hay personal lan idóneo. «Propongo que el Ayuntamienta se dirija al jefe del Gobierno, al ministro de Mas ina y á los diputados y senadores de la región interesándolos en ei sentido expuesto; y que una Comisión del Municipio vaya mañana á visitar al Capitán general del Departamento para sigaificarie las aspiraciones del Ayuntamiento, que son las del pueblo.» Se aprobó por unanimidad la proposición del Alcalde. Asuntos menndo».— Después de aprobarse vanas cuentas y de pasar á la Comisión una petición del peón caminero de 2.a, Vicente Soto, que solicitaba ascenso á 1.°, y otra de Perfooto Pi agüela que pide la vacante producida por fallecimiento de su padre, se dió cuenti de una Resolución srubernativa, autorizando á la viuda de D. Vicente Laborde para BÍtabiecer una tablajería fuera del Mercado. El Sr. Rodríguez dice que el Municipio no está en el caso de consentir esa imposición que echa por tierra acuerdos adoptados, y que procede la alzada ante el ministro de la Gobernación. El Sr. Fernández García dice que debe acatarse la disposición del Gobernador porque Perrol es la única población del mundo donde no hay tablajerías fuera del Mercado. Puesto á votación el asunto, se acordó la alzada. (KL CORREO GALLEGO vota también en contra de la alzada. No nos cabe en la cabeza que á un industrial pueda obligárseie á ejercer su industria en un lugar determinado. En hora buena que á las tablajerías fuera del Mercado se íes exijan todas las condiciones que ia higiene aconseja, pero de esto á prohibirse q re la expendición de carnes se verifique fuera de aquel lugar, hay una distancia inmensa. Por este camino, ei día que se le antoje al Municipio, se llevarán al Mercado, y con exclusiva, i a venta de confites ó de tinturas para el cabello. A.demás de la libertad en el ejercicio da la industria, hay una razón pudorosa de conveniencia para el consumidor. En las tablajerías fuera del Mercado encontraría aquél carne en horas á que no se le despacha en éste, pues aun estando el local abierto, están los puestos cerrados. La razón da unas pesetas de menos en los ingresos municipales no es fundamento serio y menos legal para atentar contra la libertad en el ejercicio de la industria. ¡Qué amigos del monopolio van resultando los señores ediltss!) Pensión de orfandad.— Paé emeedida la de un tercio de la jubilación que en vida disfrutaba el que fué secretario del Municipio, D. Romualdo Casal, á la huértana de éste, á contar de^de la fecha del fallecimiento de dicho señor. Alumbrado. — Como preliminar de este asunto, el Sr. Rodríguez lamenta que no hayan asistido todos los concejí; les (¡Bah! ¿No ve el señor síndico qne no sa trataba de votar una credencial9); y propuso que se dejase este asunt i hasta la próxima sesión, excitando p*ra entonces á los seño res ediles á tin do que concurnosen al estudio de la interesante cuestión. El Alcalde y el Sr. Guerrero dicen que estando á la orden del día, debe ser discu tida en esta sesión. Así s acuerda. El dictamen.— Sa da lectura del famoso dictamen ya conocido de nuestros lectores y debidamente solfeado por nosotros. Voto particnlar.— Se leyó un llamado voto particular del Sr. Baamonde en el que á vuelta de varias.... inexactitudes (pero ¿quién lo meterá á hablar de lo que no en- -que dictamen que presenta al gas de hulla como contrario á la higiene, sostenie que tal alumbrado público, al aire libre, en nada daña la salud. Eí Sr. Velo dice que el gas hulla no sólo no desapareció de las poblaciones extran jeras, sino que se fomenta y desarrolla en gran escala. Añade que el_ Ferrol ha de ser indus tria), si ha de vivir, y que tiene derecho á la vida. Con el exclusivismo de la luz eléctrica se le niega ese derecho. Por medio del gas hulla se establecerían muchas industrias que poco á poco tomarían in cremento. Pide, pues, que se adopte el alumbrado mixto. (En este momento la luz del salón es eléctrica— tiende á apagarse). El Sr. Fernández López dice que como firmante del dictamen, lo sostiene en todas sus partes. (Boca abajo todo el mundo.) El Sr. Gómez contesta al Sr. Velo diciendo que los motores de las industrias pueden moverse lo mismo con hulla que con la electricidad; (sí, señor, sí; sabíamos eso desde que cursamos Písica; pero tam bién sabemos que todas las empresas de luz eléctrica en poblaciones que tienen gas, comienzan por establecer en sus fá bricas motores de halla. Cita á Bélgica donde se fabrican aparatos aplic*bles á la industria con motor eléctrico, y afirma que todo lo que puede dar el gas para la industria lo da la elec tricidad. (Ya; y ¿á qué precio? ¿Y con cuántos inconvenientes?) Dice que habrá concurrencia (más de la que algunos quisieran), y que puede ade lantar que estuvo en el Perrol un ingeniero alemán que se ha llevado el plano del Perrol (Hombre, buena ocasión de preguntarle á ese ingeniero por el fabalo so desarrollo que el gas adquirió en Alemania desde el H6 acá para que el Sr. Baamonde no hiciese la plancha que hace en SQ voto particular). Concluye diciendo que, como el Sr. Pernández, sostiene el dictamen de la Comisión. Wí Sr. Velo rectifica diciendo que en el país industrial por excelencia, en Inglate' rra, los motores de la mayoría de los talleres y fábricas importantes son de hulla y no eléctricos, sustituyéndose por el hulla en muchas fábricas los motores de vapor; prueba concluyente de que nada hay mejor para la industria, Pedir el exclusivismo en el alumbrado es ayudar á morir al Perrol. Quisieran otras poblaciones tener las condiciones de la nuestra para el desarrollo da la industria. ; Nadie puede negar que para ello necesita Perrol el gas hulla, y si lo necesita es de justicia que se le dé... El ^SV. Rodríguez vuelve á insistir en que se adopte el alumbrado mixto. £.a votación.— Y por obia de nueve señores que votaron en pro del dictamen, sin que se hubiesen abstenido los que son accionistas de la Eléctrica, quedó nuestra ciudad condenada á los futuros disgi.stos del monopolio. Votaron por el sistema mixto los señores Pernández García, Piña, Rodríguez y Velo. Votaron el eléctrico los demás señores á quienes la población tendrá derecho á hacer responsable de los daños que se le infieran con un privilegio de 15 años. Disensión del vota particnlar. — Contra ia práctica constante y lógica que aeonseja discutir primero un voto particular, se puso á discusión el del Alcalde, después de aprobado el dictamen. Sin discusión se votó la ampliación de los plazos en la forma que se indicó antes. Pliego de condiciones.— Se acuerda celebrar sesión al siguiente día para co menzar á diseutírlo. L.o de las gallinas.— El Sr. Pernández García se hace eco de las censuras de EL ConaEo GALLEGO acerca de ciertas disposiciones adoptadas por el Alcaide respecto á los vendedores ambulantes del mercado, y pide explicaciones. Ei Alcalde por no contestar categóricamente, preguntó á los señores concejales del cementerio y matadero si les inte rrumpía en sus atribuciones; y afirmó que el Sr. Neira no cumplía con el regla mentó. El Sr Neira dice que el Sr. Alcalde no está en lo cierto, por cuanto conoaedor del reglamento trató de evitar el abuso que se venía cometiendo, seguido dí> otro mayor como es el de arrebatar de las manos de las pobres aldeanas las gallinas llegándose hasta á registrarlas. Si yo no había cumplido con el reglamento; ¿como dijo S. S. hace dos días, que se ^cumpliese la ordea del concejal 'con traria á las disposiciones del Alcalde'? Para cumplir con mi deber no necesita ba tomar pareceres de nadie. Ei Sr. Neira recibió beneplácitos de sus compañeros á los qae se unen en este particular los de EL CORRKO. El Alcalde, que es mal zurcidor, dice que la vendedora ambulante que lleva una gallina es j usto que se la deje ven Triste sino. Al segundo batallón del segundo regimiento de Infantería de Marina estaban reservadas todas las aventuras y contrariedades más amargas, y, el adverso sino no le abandona ni en los postreros días de su lucha, cuando regresa en busca del descanso á tanta fatiga y angustia tanta. Mala estrella le ha cabido entuerto. En la guerra siempre le tocó el primar puesto de peligro. En el campamento el último lugar. Sufrió toda clase de desdichas, todo góuero de vicisitudes. El plomo enemigo y las enfermedades Iñdo I del País ^bano sa cebaron, diezmando las ihrH I fuerzas del batallón; no se separó en los últimos tiempos de sus-pabellones la esfinge del hambre. Llegaron á debérseles á esos leales servidores de la patria 15 meses de haberes, y al repatriarlos les pagan... ¡en unos abonarés! A los pocos días de embarcar se giraban unos millones al general Blanco para satisfacer á las tropas sus atrasos; no les alcanzó tampoco esta ventaja. Y para que la desgracia fuese completa hacen una travesía llena de azares y llegan al Perrol casi desnudos ó con trajes de rayadillo, bajo la influencia cruel d un temporal de frió, viento, agua, grani zo, truenos y relámpagos. Travesía penosa. Fué un viaje lleno do peripecias y sembrado de peligros. El Chotean Laffite zarpó de Gibara á las ocho y m dia de la noche del 7 del actual, con un tiempo ya bastante malo. Aun no había caminado una milla, cuando embarrancaron contra unos cayos. Hicióronse señales á tierra, ün cañonero yanki salió del puerto y enfocó sus reflectores al Chteaau; pero no se aproximó al buque. Al cabo de algunos esfuerzos quedó el vapor libre, continuando viaje. Pero no pa ó aquí la cosa. A ios pocos momentos de marcha be desencadenó un temporal durísimo. La* olas barrían la cubierta. Se apagaron los fuegos en las cocinas por tres ó cuatro vece-j. Era difícil y peligrosa la permanencia en lo« comedores. La vajilla quedó en su mayor parte rota. El sobresalto era grandísimo. Las señoras lloraban y rezaban. El pronunciado balance era irresistible. Fué un viaje horroroso, para los pasajeros del Chateait que cuvo que detener dos veces su marcha, una en las proximidades de las Azores, por avería en la máquina, y la otra, días después, por haber saltado la pieza de un tubo de la máquina. Lo más penoso de la travesía fueron los últimos cuatro días. El practicante del batallón y cinco soldados sufrieron heridas y contusiones á cansa del ertraordiuario balance. A uno de estos hubo que administrarla la Ex tremaunción. También sufrió una caida, ya el buque en puerto, el soldado asistente Lázaro Ruiz. Trató de bajar por la escotilla núm. 4. Los marineros habían quitado la escala y se deslizó sobre el túnel de la hélice desde una altura de 25 piés. En la enfermería no se le apreció fractura ni conmoción alguna, sin pasar, por fortuna, más que de una fuerte contusión en un costado. El Chateau entró en la Coruña con una avería en la caldera de estribor. Ea el puerto de la Coruña. Era imponente el estado del mar cuando fué divisado el Laffite desde el campo de la Estrada. La chimenea, blanca cisi completamente por efecto de los salseros, denotaba el violento temporal corrido. Cuando ancló en bahía soplaba fuerte viento y llovía de nn modo copioso. Hacíase difícil el barqueo. En una lancha de vapor acudieron á bordo el director de Sanidad Marítima, el Gobernador militar, el comandante de Marina, el da la cañonera Candor, algunos jefes y oficiales del Depósito de Ultramar, y de Administración militar, representantes de la Cruz Roja y otrag personas. £1 desembarco. Se hizo en las peores condiciones, por el mal estado del tiempo y la agitación en bahía. La prensa coruñesa informa que es uno de los más malos desembarcos realizados en aquel puerto, Para trasportar á los soldados fueron dos grandes barcazas, remolcadas por las 1? nchas María Fita y Sothus. La travesía del Laffite al muelle se hizo muy penosa. La Infantería de Marina no desembarcó. Permaneció á bordo para trasbordarla hoy al La Cartuja directamente. £1 bntine. Carece de comodidades. Es un barco muy sucio. Arbola bandera francesa. No tiene buenas condiciones marineras, ni asomo de lujo ni confort en sus cámaras. Manda este vapor el capitán francés M. Chavot, y cueuta con 92 hombres de tripulación en su gran parte españoles. Es el tercer viaje que rinde, prestando servicio para la repatriación. El pasaje. Además de las fuerzas de Infantería de Marina, vinieren en dicho buque otras de ejercito pertementes al batallón de Sicilia, restos del batallón de voluntarios del t-nncipado de Asturias y algunos otros soldados sueltos. Traen el armamento todos. Vienen 57 individuos enfermos. ^•s *uo mai. Hé aquí p,.. J^ro». segundo batallón deUfi,? V^stif^al partir para la oamf ?aildo Cí?^ ^ 4 de Mayo de 1895 paiXa de Cubado Plana mayor.—T^:^. 1 mer jefe, D. Nieoláf Sl^el h . Comandante iefe d«í n la San Mi pri' Obregón. J ü ^ Detall, D 1^1. Idem fiscal, D. Juii0 ry Capitán ayudante, D. J^He h T Idem depositario, D wUjasPí. Juan. ' ' ^auci^ Idem habilitado, D. ViofA • ai1 Idem de almacén, D. Luis Aan? Weu Primer médico, D Er«r^- esía- ' Primer capellán', D. ¿ulTyZ^n Alférez abanderado n T R^ Martínez. ' U- José ^ . Escribiente de P. M- sar^ ¿ Benito Alvarez; idems^^ P>ero Garrido, Castro Gómez y QaH ' %Car¿) 0a^ cabos primeros, José Pardo y José Fraga. Cabo de cornetas, José PinilinB Practicantes, D. Juan i i"1108y D. José Barcia ai1 Loí>9z ^rrei,a Armero, Benito Lazan Primera compañía.-~G^itin D v,. . de Castro; tenientes, D. Ped^rí?1 .OR8io D. Manuel Pérez Otero y D p Iravedra; alférez, D. Ricardo Peí.T?0 sargento primero, José RodrígUe?fedez; biela; sargentos segundos, Jo?é L etí1' de& Calixto P.rdo, Francisco l^f" y Heliodoro Caneda; cinco cabo?nH dbz ÍSSaVoí11186^^ ^corS^ /Se^nd^.— Capitán, D. Emilia tenientes, D. José freiré n T0 ^^Pez; y ^os^ Ramírez; a^órez,^ J ^^p^ rez Otm-o; sargento primero, Juan Rnri guez Pita; sargentos segundos. José ¿T oía Pabon, Pascual Aranda, Miguel (íí' zález y Leodegario Adans primeros cinco ídem segundos, tres cor! netas y 130 soldados. r Tercera. -Capitán, D. Eduardo Galrán. tenientes, D. Antonio Navarro v n p • ' --áudez, Pederico Dopico, José Veiga Pintos y Feliciano i uentes; cinco cabos primeros, cinoo ídem segundos, tres cornetas y 130 soldados. Cwaría.— Capitán, D. Ramón Deltelh tenientes, D. Manuel Jordán y D Manuel Vidarto; alférez, D. José de la Puentesargento primero, Manuel Pérez Oterosargentos segundos, Isidoro Salinas, Angel Couceiro, José Rodríguez y Gabriel Vidal; cinco cabos primeros, cinoo idem segundos, tres cornetas y 130 soldados. Q^mía— Capitán, D. Manuel Balandotenientes, D. José Elizachea y D. Jesús Díaz; alférez, D. Cárdenlo Romero-, sargento primero, Francisco Macías; sargentos segundos, Diego Egea, Miguel Pazos, Jesús Puente y José Luaces; cinco cabos primeros, cinco id. segundos, tres cornetas y 130 soldados. ¿feícía.— Capitán, D. José Barba; tenientes, D. Saturio Carrascal y D. Diego García Campaña; alférez, D. Bernaido Pojo; sargento primero, Ildefonso Pino; sargentos segundos, Antonio Gómez, José Lorenzo Oxeilana, Angel Picos y Manuel Calvo; cinco cabos piimeros, cinco id. segundos, tres cornetas y 130 soldados. JLost que vienen. Manda la fuerza expedicionaria el comandante D. Manuel Soler Pérez. Con él viene la oficialidad siguiente; 3(j D. Bernardo Merino, D. Emilio López, don Luis Mesía, D. Eugenio Cotillo, don Manuel Belando, D. Víctor Bastamante, don Manuel Pérez, D. Elias Vargas, don Juan Martí, D. Federico Dopic© D. Benito Alvares, D. Manuel Lara, D. José Veiga, D. Ricardo Garrido, D. Antonio Guerra González, D. Federico Torreillas. Además, 29 sargentos, 34 cabos y 425 soldados. La lista precedente es deficiente é incompleta, porque carecemos de tiempo para hacerla con la debida claridad y extensión. Sirvan los precedentes datos de avanzada á los que ofrecemos publicar más detalladamente mañana; y conste que los re* gresados son más de los que aparecen comprendidos en la precedente relación, pues hay que adicionar ios que han ido regresando aisladamente con anterioridad y algún otro separado en Cuba del batallón y por cuyo regreso se espera todaví»' Aspecto de la expedición. En general la oficialidad presenta buen aspecto. Entre los soldados es en donde se notan más las huellas de los sufrimientos y del abandono. JEl armamento. Los fusiles y pertrechos del 2.° batallón vienen empaquetados convenientemente. La llesrada. A las once y cuarto avistó el semáforo del Segaño al vapor La Cartuja desembocando el puerto de la Coruña. Inmediatamente se ordenó izar la bandera azul en la machina trípode, como señal prevenida. v Poco á poco fueron acudiendo al r>rt' que el Capitán general del Departamento y comisiones de todos los cuerpos de i» Armada y todos los jefes y oficiales de ÍÜ' fautoría de Marina. i También vimos allí á una comisión ae concejales del Ayuntamiento. A las doce y cuarto ancló en la dársena el vapor con la fuerza expedicionaria. El cuerpo sanitario tenía allí el maotr rial necesario y personal numeroso Pa atender á los enfermos. , i En el momento en que comenzaoa^ desembarco nos retiramos del lugar ^ suceso para dar estas primeras impre=^ nes que ampliaremos en el número P ximo. JLa Cruz Rola. A nombre de la asociación de la Roja de esta ciudad, se nos rue"* • J*" á mos constar que el no haber aflát1^ ¿[ej prestar sus servicios en el desembaro b itallón de infantería de Marina, lle^ain. hoy, ha sido debido á que ^^7-, °ÍGán dado su concurro al Exorno. Sr. ^ vten* General del Departamento, éste en ^ ta contestación fecha 16 del.aot.^ 'aUe expresado á la Comisión de Distrito 4^ teniendo dispuesto todos los eleruenwa