rapidez con que se había ejecutado la venganza. El cadáver permaneció á la vista del juzgado hasta el anochecer. Pero lo peor del caso es que eí lynchamienu) ha despertado una especie de manía que, como la manía de íá hechicería, apela al deseo de notoriedad en las mentes mal equilibradas de aquellas mujeres atacadas de histerismo. En el pueblo de Salem, Estado de Mossachussetts, existía años atrás un gran número de estas mujeres que sólo por el capricho de atraérselas simpatías del público estaban dispuestas á mandar al patíbulo al primer diablo que estuviese á mano. Lo mismo sucede con el lynchamiento. Existe en toda comunidad más de una mujer que, después de haber leído la relación de uno de estos actos salvajes, gozaría en ver á sus más preminentes vecinos convertidos en vengadores de su ultrajado honor. ¡Ay del negroinfeiiz que cruce su camino mientias esté poseído de esta idea malévola! Una palabra, una mirada siquiera, sería suficiente para fundar una acusación. Y dada la naturaleza del caso, sólo dos personas conocerían las verdaderas circunstancias del hecho: ellay su víctima; excusado es decir que á la declaración del procesado nunca se le daría fé, á no ser que fuese considerada como una «confesión» arrancada en la vana esperanza de ser objeto de un rasgo de clemencia. GLOUTZ. Fenifollos Me han asegurado que la altura de los cuellos tiende á disminuir. Lo que sí pue^ do afirmar, sin temor á que nadie me desmienta, es que seguir n llevándose abiertos y abarquillados Ello es un bien para los movimientos, toda vez que esta forma los deja en mayor libertad. Digan loque quieran cuantos quieren que se ust n lo que ellos quieren, porque... sí, la nutria acabará por triunfar. Los abrigos de esta piel son á cual más preciosos; algunos de ellos, guarnecidos de cibelina ó Chinchilla, resultan una magnífica moda, "puesto que son cortitcs, airosos y los hay hasta sin mangas, á modo de torera, que abriga y no estorba ni aumenia, lo cual es detalle principalísimo para la mayor'a de las españolas de suyo gorditas Por esta rai:ón. ya que tanto vuelven á usarse las faldas de astrakán negro, con l.lusa de terciopelo negro también, no puedo aconsejar á todas que adopten !a moda, ya que ello duplica el volumen de la perecna, y sólo pueden permitirse ese verdadero lujo las pebres ... de carnes . También he visto un cuerpo-blusa de astrakán y nutria que puede llevarse con todas las faldas, el cual es, realmente, una preciosidad. ! a chaqueta Luis XV, que más bien tiene algo de frar, es muy bonita, y puede hacersé c^e terciopelo granate con adornos de negro a2ubache y chorrera de encaje La fa'da raso negro, que es la adecuada, guarnecida también de azabache, es tan elegante como socorrida. Dicha chaqueta no solo puede servir de abrigo en dias no muy fríos, sino que hace las veces de corpiño para presentarse y ufanarse con él en tftaitnées y visitas de cumplido. ¿Y del ctraje sastre», qué? Pues que por lo mismo que se trata de un vestido senci'Io, casi austero, todo el guid estriba en el corte; la perfección de éste es su único adorno, amén de la buena calidad de !a tela. En cualquier ouo vestido un dtfecto puede disimularse; pero en cambio, la menor imperfección en el ede sastre», es un desastre; no tiene arreglo ni disimulo. Verdad es que son muchos los fatseurs que á esta clase de vestimenta se dedican; que dichosea rindiendo culto á la verdad, son pocos los que salen airosos en su empresa. S. áGBISIOI A ESPA8A De una carta de Buenos Aires, que publica el Diaro de Bareeiona, tomamos estas noticias: iBuenos- Aires 6 de Diciembre — Dejé adrede pasar unos dias desde aquel en que por las cate de esta capital resonaron gritos que habían de herir mis sentimientos patrios, que es pésima concejera la pasión y muy difi il de dominar la pluma cuando el corazón late acelerado ante brutal é irreflexivo ataque. Dije brutal y no retiro la palabra, pues ella no se dirige á los argentinos, sino á esa íumeníud dorada que, si. es incapaz de hacer algo por su patria, muy capáz es de comprometerla, metiéndose en asuntos de la ajena. El célebre Agüero da una conferencia pública en favor de la independencia de Cuba, y del local se retira \& jumentud á que antes me refer, y á los gritos de «¡Viva Cuba libre!». «¡Mueran los gallegos sarnosos!» y otros todavía más motestos para nosotros, recorre las calles de la capital federal, atrepella á algunos españoles que se niegan á gritar lo que de ellos se exige, y llega tumultuosamente hasta las puertas del Casino Español. Los socios que en él se hallaban se aperciben á la defensa, y Dios sabe lo qué hubiera ocurrido si á la po'ícía no se le ocurre situarse en la puerta del Casino iinpi diendo á unos la entrada y á otros la salida. Al dia siguiente unos periódicos callaron y otros dieron embozadamente la culpa á los espadóles . • La miseria, pero la miseria más espantosa, amenaza ho^ con todos sus horrores á los infelices habitantes de la Argelia, francesa. «Hay que haber viajado por el interior del pais, dice un corresponsal, y haber presenciado las horrorosas esce ñas que ocurren en nuestras tribus para torjarse una idea exacta del estado de miseria en que se hallan sumidos los infelices subditos musulmanes No es posible figurarse !o que son esas bandadas de hambrientos, pitidos y descarnados, medio desnudos, buarcando alrededor de las ciudades, la entrada en las cuales se les impide, por miedo á que las invada la miseria, alguna cosa que comer entre los restos de manjares arrojados por encima de las murallas > Para comprender la actual miseria hay que recordar que van cuatro años en que falta en absoluto la cosecha, y que aun en los aros de mayor abundancia no comen pan los ind genas en su inmensa mayoría. Aiifnentándose de ga letas, fabri cadas con el grano de la alcandía, o cebada machí.cadar sin separarla del salvado. Un terrón de azúcar es un ol jeto de lujo, que ni aun ios enfermos pueden probar , Los colonos europeos á su vez, empobrecidos por la falta de las cosechas, ni pueden ofrecer trabajo, ni mucho menos distribuir Soécrros; más, aunque grande tal miseria es sope rtable, sin embargo, comparada pon-la absoluta inopia en que se encuentran los indígenas del Sur, los cuales después de haberse alimentado durante algún tiempo de hierbas y de raices, hoy mueren materialmente de inanición. Algunos han llegado hasta el punco de comer tierra. Si pronto no se adoptan disposiciones para conjurar la crisis, se reproducir¿in sin género de duda las horribles escenas de otros artos, en que llegaron \ verificarse verdaderas comidas de caníbales. Asegúrase que tan solo en ías inmediaciones de Batua andan errantes por los campos más de 100 ooo infelices, como rebaños de carneros, comiendo hierba y cortezas de árboles. Ll gobernador general ha pedido á la Metrópoli un primer crédito de 1.200.000 francos. Feria de millonarins Según costumbre que practican todos los años por esta época, los principales diarios norteamericanos insertan una lista completa de las jóvenes poseedoras de buen repuesto de dollars y en disponibilidad de contraer matrimonio con títu'os noviliarios de la vieja Europa. Figura en primera línea miss Perkins, con sus 85 millones de pesetas, por el pronto, porque á la muerte de su señora mamá heredará una suma igual ír la mencionada. Siguen luego miss Virginia Fair, de California, con 100 millones; mis?. Gramrnel, de Providence (¡una verdadera Providencia para su futurol) con 95 millones; miss Blanca Havemeyer, 10 millones; miss Alia Rockefeller, 50; miss Fíe na Guoíd, hija de! famoso millonario, 25, é igual dote miss Leiter y miss Loane, de Chicago. Por último, miss Gerry, de Michigan, aporta la bonita suma de 30 millones 1 os mismos diarios enumeran las m¡Wonzxxzs exporiadas y& en Francia. ín glaterra é Italia. E! primero de dichos países se ha llevado hasta la ferha 200 millones de francos. Entre los af .rtunados importadores aparece el con ^e de Castellano, quien n > hace mucho tiempo contrajo matrimenío con la hija mayor de Mr. Gou'd, recibiendo á titubo des dote 75 millones de francos. ■ XOiSí El periódico oficioso del gabinete de Berlín, el Retchsanziiger\ es el que primero ha publicado la sensac'onal noticia de que habia quedado resucita la diferencia habida entre el gobierno alemán y el gobierno chino; la fórmula de arreglo ha sido la siguiente: el Celeste Imperio cede al Imperio de Guillermo II en formn de arrendamiento, por cincuenta años, la bah'a de Ktao Tcheu con todos los territO' rios que íe pertenecen, así como las pequeñas islas que se encuentran á la entrada de esa bahía. Lo más extraño en este es pecialísimo arriendo, que Alemania pagará con una canti iad pequeñísima, que está estipulada ya, es que China cede no solamente su derecho de propiedad sobre aqueiía parte de su territorio, sino que cede con él todos sus derechos de soberanía, de manera que por una temporada dejará de ser chino aquel pedazo de la nación. No es extraño, siendo todo ello as', que este acto de Alemania, que denota gran sagacidad en quienes dirigen sus negocios públicos, baya hecho impresión en todos los círculos de E uropa, el cual es una verdadera y efectiva «toma de posesión» sin ninguno de los peligros y de las desventajas de un acto semejante cuando se hace francamente y a plena luz. Que Alemania con ese «arriendos ha logrado plantar sólidamente su bandera en la costa de China, nadie lo dudará si se fija en los varios incidentes por que la cuestión ha pasado hasta llegar á este último, que en ninguno de ios gabinetes de Huropa sé estima como solución definitiva, aunque Alemania finge tenerla por tal, sin rehuir el caso de que en ¡o porvenir íe conviniese abandonar Kiao Tch?u para instalarse en otro punto del Celeito Imperio; si esto suceoiera, el gob ernó de Pekín se ha comprometido á indemnizar á Alemania los gnste-s que haya hecho en el territorio donde ahora ee queda como soberana. Como se vé. el «arriendo> ese no puede ser mas ventajoso para el gobierno ger¬ mánico, justificándose de sobra la alarma que en Inglaterra toda está produciendo esta cuestión y hasta las amenazas que un gran diario ing'és ha formulado, de las cuales hablamos en uno de nuestros últimos artxulosy que toda la prensa de Europa comenta estos dias. Y aunque después La sido puerto en entredicho lo afirmado por Manchester Guardtan^tmk es el diario que publicó el ruidoso artxulo nada han perdido de su gravedad aquellas afirmaciones, mucho menos cuando al hacerlas desmentir oficiosamente, e! gobierno de Londres ha añadido por su cuenta y sin ninguna clase de ambles, que