Como cada 23 de abril, celebramos el Día Internacional del Libro. En España, como se puede observar en múltiples ejemplares recogidos en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico, no siempre se celebró el día del libro el 23 abril. El rey Alfonso XIII firmó un Real Decreto el 6 de febrero de 1926 por el que se creaba oficialmente la Fiesta del Libro Español, que se celebraría en la fecha que entonces se creía que había nacido Cervantes, el 7 de octubre. La idea original fue del escritor y editor valenciano Vicente Clavel Andrés, proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, donde se aprueba en marzo de 1925, proponiendo la citada entidad se celebrara en octubre de cada año, en la fecha del nacimiento de Cervantes.

Poco después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro, el día que murió Cervantes. La celebración arraigó rápidamente en toda España, en especial en las ciudades sede de Universidades, desde Barcelona, se extendió por toda Cataluña, aunque la denominación oficial se fue diluyendo poco a poco al coincidir con el día del santo Patrón, conocido como «Día de San Jorge» (Diada de Sant Jordi). En otras zonas no universitarias de España la fiesta se mantenía con escasa importancia o incluso desaparecía aunque desde los años 80 del siglo XX vuelve con fuerza, sobre todo en Madrid. Con el tiempo se hizo tradicional en Cataluña el intercambio y regalo de rosas y libros entre parejas y personas queridas en esa fecha, convirtiéndose en una de las jornadas populares más celebradas.

En España se celebra también en esta fecha la entrega anual del Premio Cervantes, el mayor galardón otorgado a los autores hispanos.

Esta tradición fue uno de los argumentos utilizados por la UNESCO para declarar el 23 de abril «Día Internacional del Libro». Fue en la Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1995, donde se decidió rendir un homenaje universal a los libros y autores en esta fecha, alentando a todos, y en particular a los jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y a valorar las irreemplazables contribuciones de aquellos quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad, instituyendo para este fin el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, así como el Premio UNESCO de Literatura Infantil y Juvenil Pro de la Tolerancia. 

 Galiciana se une a la gran fiesta del libro, destacando el papel de los primeros impresores que llegaron a Galicia, ellos fueron los pioneros del libro gallego. Estos primeros impresores se pueden ver de una forma novedosa y visual a través del Timeline que Galiciana ofrece en el micrositio del Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Galicia. A través de esta línea del tiempo podemos consultar, además de los lugares donde trabajaron en Galicia a través de un mapa, un registro completo de cada impresor, con enlaces a sus obras y si estas están digitalizadas, acceder a la copia digital, para observar los primeros trabajos de impresión hechos en Galicia.

El primer impresor recogido en el Timeline es Vasco Díaz Tanco, aunque natural de Fregenal de la Sierra (Badajoz), establece su imprenta en Ourense donde imprime en 1544, La carta que se mando poner al principio de las Constituciones sinodales de Orense, cuyo original se conserva en la biblioteca del Mosteiro de Poio y cuya copia digital podemos consultar a texto completo en Galiciana.