GALLEGO DIABIO MONÁRQUICO PRECIOS DE SUSCRIPCION TTi+?LleJre0liUn mes' 1 ^«"^-ProTlndas: tres meses, 4'BO pesetas.- E^LirAdS; u^8^ 1111 añ0> 30 Pesetas Seaacdón y Administración: Seal 139 y UL—Corrésoonsal ñn París para anuncios y reclamos^Mr. L Lorette/sf rue Cau3ín! EL FEREOL Sábado 26 de Noviembre de 1893 ANUNCIOS DELJDIA INSISTIMOS Sí, insistimos coa todo el respeto debi¿o per0 también con toda la energía de la razón que nos asiste. Los cañoneros comenzados y no concluidos en los astilleros de la G-rañu, no deben salir de este puerto, sino que deben 8er terminados en él. ¿Dónde está la razón de utilidad y conveniencia que aconseja llevarlos á otra parte? la marcha que signen los importantes trabajos de esta Asamblea, cuyos representantes, fieles á su lema de ser breves y activos, han ultimado en pocas horas indispensables ó importantísimos preliminares. Las conclusiones aprobadas en sesión secreta, por unanimidad, á excepción de la séptima, son las siguientes: Subcomisión de reorgranización política y administrativa. SIN DISCUSION Se afirma la idea nacional como idea superior y común á todos los representantes. Régimen representativo sinceramente practicado para los organismos provinj cíales y municipales, sustituyendo el aci tual sistema electoral por la representa| ción de clases, incluso la obrera. El mismo procedimiento se practicará I para la elección de diputados á Oortes. Se considera necesario y urgente conceder á las provincias y á los municipios amplia deicentralización económica y administrativa. Al efecto, se reorganizarán estos organismos psra llenar aquel fin. Las provincias podrán formar agrupaciones, siempre que asi lo acuerden las Diputaciones respectivas con la conformidad de la mayoría de los Ayunbamientoá inceresados. Agrepaoión de los pueblos hasta constituir muaicipios que comprendan más de 1.000 habitantes, salvo en las provincias de Galicia donde, por siis condiciones especiales, se exige ua régimen excepcional. Creación de comisiones permanentes | en los Ayuntamientos de capitales de i provincia y pueblos di más de 10,000 haj bitantes, que se encarguen déla adminiaI tración municipal, fuera de los períodos de sesiones que marcará la ley, (Aprobada por 21 votos contra 9). Supresión de las juntas municipales. Los alcaldes, sin excepción, serán elegidos por los Ayuntamientos. Incompatibilidad de los cargos de diputados y senadores electivos, con los de empleados administrativos y con los de presidentes y consejeros de sociedades de ferrocarriles, de crédito, monopolios y otras subvencionadas por el Estado. Los cargos La línea de una columna, ó hueco de ella, en la cuarta plana í cts. de peseta; en la 3.» 10 id. id —Les de una sola inserción aumentan el 50 por 100. — Los no suscriptores pagarán doble. — Por cada inserción se pagará, además j el impuesto del timbre móvil de i 5 cénts. — Pago adelantado. film. 1,904 ¿No tiene aquí la nación elementos suficientes para concluir tsos buques que son suyos? ¿O es que se necesita complacer á la nueva sociedad acabada de constituir en Cádiz sobre la base de la antigua empresa Vea Murguía, á la que se deben obras tan prodigiosas como 1» del cañonero Filipinas? ¿Tan abundante» estamos de recursos ! que pueden gastarse en llevar á remolque esos cascos ya sea al Nervión ya sea á los astilleros gaditanos? Esos barcos del Estado son y en un Departamento del Estado se hallan; en él deben concluirse. Hay quien dice que esto no representa nuevos jornales para el pobre trabajador, porque ya se acaben en la Q-raña, ya en la: factoría oficial, será con obreros de estosí Arsenales; y á esto nada tenemos que oponer, como no sea lamentar la triste situación de los trabajadores desocupados. Mas ■i se presume que eia es razón bastante para que juzguemos indiferente el que se queden aquí ó tean llevados á otra parte, se comete un error crasísimo; porque nada más conveniente que su terminación sin contratos nuevos con otras impresas; porque se economizan las can- , tidades que representa su traslación á | de senador y (ñputado no_ con Wn cate- I gona administrativa ni habilitaran para i desempeñ i r destinos públicos otra factoría, y porque aun no admitiendo nuevos obreros, sino utilizando los servicios de los empleados en estos talleies, esas obras les aseguran ocupación y trabajo. Renovamos, pues, nuestras observaciones de ayer, y las justas protestas que con ellas hemos consignado. Sr. Sagasta, Sr. Auñón: los cañoneros María de Molina, Marqués de la Vitoria y Alvaro de Bazán no deben salir del Ferrol sino después de concluidos. Nuestra excitación de ayer al Alcalde no cayó en el vacío: este señor, según puede verse en otro lugar, trató del asunto al comenzar la sesión del Ayuntamiento, y propuso que la Corporación se dirija al Presidente del Consejo, al ministro de Marina y á todos los diputados y senadores déla región representándoles la justicia con que se pide que se terminen en el Ferrol los buques mencionados. Propuso así mismo que una comisión del Municipio visite al Capitán general del Departamento para significarle los sentimientos de la Corporación, que son los del pueblo que representa. Bien nos parece el acuerdo adoptado por uranimidad. No se trata de recabar un privilegio para nuestro pueblo; se trata de evitar un desembolso inútil al Erario y un aoto de favoritismo en pro de una empresa, codiciosa de las migajas que otra no ha podido aprovechar. ¿Pueden concluirse esos barcos con los operarios de estos Arsenales? Pues oonolúyanse. ¿Se necesita aumentar los existentes? Pues ahí están los diestros trabajadores de I03 astilleros de la Graña, mano sobre fciano. jTeudría que ver que el pedazo de pan 'lúe éstos pudiesen ganarse se les negase * ellos para dárselo á los obreros gaditanos ó bilbaínos, con perjuicio para el Estado que en ambos puntos satisface jornales superiores á los que aquí se devengan, 8lu que pueda ponerse en competencia la roano de obra en ninguna parte igualada C0n la de estas inteligentes maestranzas! Creación de la cirrera de Administración civil en los ramos en que no lo está todavía, establecido el ingreso por oposición con propuesta unipersonal, inamovi - lidad y responsabilidad de los empleados públicos, simplificándose el expedienteo. Todos los cargos de loi servicios del Estado, incluso los de directores generales, tendrán carácter técnico, proveyéndose en las respectivas carreras, reservándose como nombramientos políticos exclusivamente, los de ministros de la Corona y los subsecretarios. M3joramiento de las clases obreras, llevando á cabo aquellas reformas ya ensavadas con éxito en otros países J r-i J_l • J ;„ J„1 de un ministerio de Agricultura, Industria y Comercio para estimular estas fuentes de riquiza. Dice que los municipios deben seguir tal como están instituidos. (Muy bien, siseos). Si los Ayuntamientos administran | mal, no es oulpa de la ley sino de los conI ceja les. i La otra ponclusión es la de declarar que I las condiciones para ser diputado á Cortes sean las mismas que ahora, pero sin distinción de estado, añadiendo que deben tener cuatro años de residencia, no de vecindad, así se mataba el caoiquisms y esos cuneros de Madrid, causa de todas nuestras desdichas. El Sr. Clot: La ley municipal es hermosísima, pero tan mal defendida, que entra ¡ siempre la canalla en la ciudad. Dirige duras frases al caciquismo, que son aplaudidas. Represento la Cámara de Madrid, honra que es imo tanto como Cataluña, donde he nacido; abrazando á Cataluña y á Madrid, donde soy comerciante, abrazo á España. Los comerciantes ó industriales de Madrid sienten las mismas amarguras del caciquismo, agravadas más que en provinciaí, porque en Madrid hay un di- B lavio de caciques, verdadera» aves de ra- I piña, que aún después de cazadas hay que I exterminarlas: no valen para ser comidas, i La mejor manera de a acar elcaoiquis- i mo la hámos encontrado en la descentra-: | lizaoión, porque si es verdad quilos caoi- I ques viven en la aldea, tienen en M.idrid I su arsenal de armas, y así ya se sabe antes I de las elecciones el resultado. Creo que aquí lo primero que hagamos | es que conste una protesta de todos los | hombres independientes y honrados, § amantes de la patria, que para amarla no | se necesita caboza, aino corazón; hagamos, p pues, protesta, ya que en la tierra de la | sinceridad y de la constancia estamos, de | ser sinceros y constantes en nuestros propósitos. Rectifica el Sr. Echevarría, manifestando que sus iadioaciones sobre el caciquismo y el exigir la rosidenoia como condición para ser representaata, tiene por objeto que no sean los yernos y contertulios de los ministros ios diputados, y que éstos estén en relación directa con los pueblos que representen. Se procede á la discusión por artículos ó cuestiones, empezando por la del régimen representativo sinceramente practicado, etc. El Odriózola: la Cámara que represento eutá conforme en aquéllas conclusiones que tiendan á un cambio del modo de ser de los organismos políticos y administrativos, y suspender las Diputaciones provinciales por inútiles. El Sr. Raíz de Velasco dice que pueden hablar los que estén conformes con la enmienda del Sr. Odriózola. El Sr. Orbea dice que en lugar de «sustituyendo» se ponga la palabra «combinando» el actual régimen electoral por el de clases, que no se entienda que se trata de sustituir la representación directa del cuerpo electoral, sino combinarla con la de clases. pues qué ¿acaso hay algo peor que los gobiernos civiles, verdadero antro del caciquismo? Yo creo que los gobiernos son más perjudiciales que las Diputaciones. (Una voz del público; los dos son per-judiciales.) Después de una ligera confusión sobre la enmienda que se va á poner á votación y que obliga á decir al señor presidente: «Señores, no caigamos en el parlamentarismo», se pone á votación la enmienda del Sr. Castro, según la cual, el primer artículo dice así: «Régimen representativo sinceramente practicado, combinando el actual sistema | electoral por la representación de clases, incluso la obrera. Quoda desechada esta enmienda por 25 votos contra 7. Se pasa á la proposición segunda á la hora en que cierro esta carta, por sec la hora del correo. Le seguiré comunicando por telégrafo lo que oourra. De usted aíeotísimo, seguro servidor y amigo q. b. s. m., Zaragoza 22 Noviembre 98, EL CORRESPONSAL. Después le ataron de pies y manos, y le dejaron en el paseo de la Castellana, á las dos de la madrugada en cueros, con las manos atadas á la espalda y mirando desconsoladamente el lío de ropa que los ladrones habían abandonado en el suelo. A. costa de no pocos esfuerzos logró al fin inclinarse y levantar del suelo, con los dientes, primero la guerrera y despuás el pantalón. Por fin, á última hora de la madrugada, los serenos de la Castellana acertaron a pasar por el sitio en que se encontraba el repatriado, al que desataron, prestándole un capote, con el que cubrió sus carnes, ateridas por SI relente de la madrugada. Todas las pesquisas practicadas por la policía durante el día de ayer para dar con el paradero de los infames foragidos que asaltaron al infeliz repatriado, resultaron infructuosas, pues ni siquiera se ha averiguado el nombre de aquellos malhechores,» . El Ejército Español desmiente el anterior relato, y dice que sólo se trató de una bioma entre compañeros. M R. DULAC Opiniones de la prensa. io,i del ministerio ao ultramar y ■ el proóedimioato, dice qae se limita á dede otro de Agnoultma, ludus- oi/q[ie ia oámark de Guinúzcoa se aba- Us Cámaras de Comercio. ASAMBLEA Di ZARAGOZA Supresióu del ministerio de Ultramar y creación tria y Comercio. Sesión pública del día 22, Se abre la sesión á las seis, dando el señor Paraíso la bienvenida á las Cámaras que no habían asistido á la sesión anterior. Las Cámaras aludidas devuelven el saludo. El secretario, Sr. Alba, da lectura al acta de la sesión última. Se aprueba el acta y después se leen expresivos telegramas dr adhesión de Medina del Campo, Cámara obrera de Valencia y otra multitud de que es imposible tomar nota. La Asamblea acuerda hacerlos constar en acta. El Sr. Rníz de Velasco, después de dar cuenta de haberse dividido la Asamblea en comisiones, encarece la importancia del acto que se está celebrando, recomienda la mayor sensatez y discreción á los representantes. Se leen á continuación las bases dol cuestionario en total. El señor presidente apunta la conveniencia de su- i primir la discusión de la totalidad y pro- | ceder por artículos. I El Sr. Echevarría pide la palabra para I oponerse á la proposición por tener que | hacer algunas indicaciones respecto de la | totalidad á menos que se le conceda am| plitud bastante para tratar el primero de I los temas y explanarlas en él. El Sr. Alzóla pide de la Asamblea una adhesión solemne á la madre España que en estos momentos de infortunio tiene sus ojos fijos en esta sala (se da una voz de ¡viva España!... al que contestan emocionados todos los presentes.) Defendiendo la primera base de la subcomisión de reorganización política y administrativa, dice que el actual sistema representativo ó parlamentario está falseado; que el sufragio en la forma establecida es inadmisible; hace entusiasta elogio de las Provincias Vascongadas donde se levanta el árbol de Q-uernica, símbolo de la libertad de aquel territorio, que lo que en una parte produce tan hermosos y grandes resaltados debe y puede, producirlo en las demás, que lo que se necesita es moralidad y que el ejemplo de ésta venga de arriba; termina diciendo que lo Respecto de la segunda cuestión, ó sea INFORMACIÓN POSTAD Mi Ai Luy señor, mío amigo y distinguido qu PK ^ERO: ^>OR ^OS ^"P810!108 telegráficos H?6 hoy he dirigido á su ilustrado perió10OÍ pueden los lectores formar idea de uipuzcoa tiene de votar respecto del segundo extremo de esa proposición, por entender que es muy difícil de resolver, que entra en el Derecho Constitucional, y que la elección de los diputados á Cortes debe inspirarse en el criterio individual y no en el de clases. El representante Sr. Alzóla contesta á los anteriores en nombre de la Comisión. Dice que la proposición del representante de Santander limita tanto el sufragio, que es inadmisible; que la supresión de las Diputaciones provinciales aumentaría en vez de disminuir, y que sus beneficios los demuestran las Diputaciones vascongadas; que en cuanto á cambiar la palabra «sustituyendo» por la de conciliando el actu .1 sistema electoral por la representación de clases, incluso la obrera, no tiene inconveniente en admitirlo la Comisión, pues su deseo es que ese sistema se purifique y todas las fuerzis vivas tengan su representación, y por esto debo también sostenerse la segunda parte, que se refiere á la elección de los diputados á Cortes. El Sr. Castell, de Valencia.— Dice que las conclusiones deben ser enérgicas en el fondo, trascendentales en la forma, escuetas en el concepto y poquísimos en el número. Como no hay ninguna que trate de la supresión de las Diputaciones, aprovechó la discusión de la primera para pedirla. No está conforme con que se declare siga el actual régimen representativo, si se ha de responder á la expectación y á lo que el país espera de las Cámaras. «¿No se sabe que los organismos provinciales están podridos? ¿Qué no administran (excepción hecha de las Provincias Vascongadas)? ¿Qaé son un «modus vivendi» de algunos caballerus? Pues ¿por qué las Cámaras han de doblar la cabeza ante ellas? La Cámara de Valencia no lo hará.» Dirige durísimas frases á los diputados, á los que llama en vez de padres, padrastros de la patria.... (Una caluros-a ovación de aplausos le interrumpe. «Sea, pues, nuesprimera declaración de que se supriman que hay que buscar, que en un período, g las Diputaciones.» aunque sea un tanto largo^se levante es- i Después de una observación de otro re ta nación, hoy aniquilada á la altura que | presentante, rectifica el Sr. Castell y le corresponde, lo cual se conseguirá á su i presidente Sr. Ruiz de Velasco dice que juicio, con la aprobación de las bases pre- I se pone á votación el primer artículo con sentadas por la subcomisión. - la enmienda del Sr. Orbea. Entiende que son demasiadas conclusio- | El Sr. Alzóla, dice que se necesita un li» caestión de los veíate millones. ¡ La noticia de que el Sr. Montero Ríos | es paitidario de que no se admitan los | veinte millones de dollars que ofrecen los | yaukis por las islas Filipinas provoca | protestas de El Nacional y El Nuevo País. \ «Cierto — dice el primero— que si se to- | ma la indemnización no se podrá hacer | constar en el Tratado ninguna protesta enérgica; pero oreemos que no estamos en el caso de sacrificar un ingreso al prurito retórico de protestar contra una cosa que nosotros mismos hemos buscado. Mucho se ha reducido ya la indemnización, pues, según las últimas noticias, no sería más que de 20 millones de dollars; pero, así y todo, aun suponiendo que los cambios bajaran al tener que importar ese oro, serían unos 130 millones de pesetas que vendtían muy bien para los gastos, cada día mayores, de la repatriación de Cuba y Filipinas. No creemos, pues, que se deba entorpecer la acción del Q-obierno en esta importante cuestión con nuevas tocatas de la Marcha de Cádiz. Todo el mundo es hoy i positivista; nosotros nos vemos perdidos \ por no serlo, y parece llegada la hora del ¡ arrepentimiento y de la enmienda.» El segundo, en un artículo titulado «Ultima hazaña de D. Quijote,» escribe: «Lo que Montero Ríos y sus imitadores quieren es que D. Quijote realice la última hazaña. Cervantes perdió el tiempo; su obra inmortal la borra con un solo ademán un senador enfurruñado. Sólo falta que Sagasta se contagie de quijotismo, y, en efecto, renunciemos á esos 20 millones como renunciamos á 400 y un buen Tratado de comercio que, en distintos momentos de la guerra, nos ofreció Máximo Gómez por la independencia de la isla. Si así hacemos, la aventura nos va á salir por una friolera; pero para algo somos un pueblo de artistas (¿!?!) Aquí el gesto es lo que vale y lo que se paga son las posturas.» el nes las que se van á elevar á los poderes públicos; dice que bastaban dos: Creación organismo intermedio entre el Estado y los municipios, llámese como se llame; Atraco á un repatriado. En la prensa de Madrid hallamos el si guíente relato de un infame atropello que las autoridades debieran á toda costa pro curar que no quedase impune: «En la madrugada de ayer se tuvo conocimiento en el J uzgado de guardia y en el Grobierno civil de un suceso escandaloso, acaecido á un pobre soldado repatriado que en la mañana de ayer llegó á la Corte en unión de otros compañeros con los que hibía luchado en Cuba. En compañía de aquéllos permaneció todo el día en el cuartel de María Cristina, y á las siete fueron echados á la calle para que se marcharan á sus pueblos respectivos. Valentín López, que así se llama el repatriado á quien nos referimos, se encontró con 20 pe setas y sin conocer las calles de Madrid. Recorriendo éstas llegó á la Glorieta de Quevedo, donde rendido por las fatigas del viaje se quedó dormido en un portal. De repente, despertóse Valentín ante las sacudidas de dos hombres que le ofrecían donde pasar la noche por 35 céntimos, oferta que fué aceptada por el repatriado, cuyos miembros habían quedado entumecidos por la humedad del suelo y por el frío de la noche. Los ganchos llevaron al Valentín á la Castellana, y ya en este sitiu ae echaron encima del repatriado los otros dos h 'mbi es, uno con una navaia por un la lo y otro con un revólver por el otro, ameuazándole con matarle si no les entregaba todo el dinero que llevaba encima. Valentín entregó á los ladrones todo su capital: las 20 pesetas con que pensaba haber marchado á desoansar en el seno cariñoso de sus padres; pero estaba visto que no había (e -minado para este pobre mártir el período de los sufrimientos y de las amarguras, i Los ladrones, después de apoderarse del | dinero, sujetaron á Valentín, y después i de quitarle las botas que llevaba puestas, [ le desnudaron completamente, dejándole I tan sólo la ropa interior, que abandona! ron á un lado del paseo, Hace años que, durante una mañana del mes de Abril, Mr. Dulao, empleado en el ministerio de Obras públicas, encontró al paso á la portera de su casa la cual le dijo al verle: —Una carta para usted. — ¡Ah! — Con sello inglés. —¡Y es verdad! Mr. Dulac cogió la carta y salió á la calle después de haber leído lo que decía el sobre: Al señor Dulac— Faris. Ni una palabra más. El caso era sumamente raro, puesto que Dulac no conocía á nadie en Inglaterra. Al fin se decidió á abrir la carta, cuyo contenido era el siguiente: «Señor Dulac: Suponiendo que es usted soltero, voy á hacerle una proposición. ¿Quiere usted casarse con una joven enoantadora, rica, muy bien educada y rubia por añadidura? Si teme usted que esto pudiera ser una broma, no hablemos más del asunto. Si tiene usted fé en mis palabras, venga usted á Douvres y preséntese en casa de Mr. Bonderby (seguían el nomnombre de la calle y el número de la casa). Se le dará á usted toda:} las explicaciones necesarias que el caso requiere. BONDERBY "WALTBR.» ¡Indudablemente no se trata de mí! — exclamó Dulac— ¡Esto será una equivocación! Además, hay que tener en cuenta que París está lleno de gente que lleva el mismo apellido. Dulac volvió á mirar el sobre y vio que la carta había sido devuelta por muchas personas que, sin duda, se habían negado á admitirla. Al llegar al ministerio, encontró en su despacho, en el que trabajaban varios de sus compañeros, á uno de sus amigos, que también se llamaba Dulac. —¿No podía ser para V. esta carta?— preguntó el Dulac núm. 1 al Dulac número 2. Este no leyó más que la primera línea de la espístola y se la devolvió á su amigo, dicióndole: — Yo he recibido la misma carta hace tres meses. — ¿La misma? — Si, su hermana gemela. Eso es una broma de mal género. — ¿De veras? — Sí, hombre, sí; por eso no he ido á Douvres. —¡Qué quiere V. que le diga! Pues yo tengo deseos de ir. Lo mismo me da hacer un viaje á Douvres que á otra parte cualquiera, durante las vacaciones de Páscua. — Recuerde V. que los ingleses son muy burlones y que para ellos no hay mayor gusto que el dar un buen chasco á un francés. — No me importa. Si es una burla, tomaré el desquite de Waterlóo en las mejillas ie Bonderby. — Haga V. lo que guste. Los dos Dulao se separaron. El núm. 1 para ir á ver á su jefe y el núm. 2 para irse á almorzar. Al llegar las vacaciones de Páscua, Dulao tomó el tren del Norte, se embarcó en Calais y llegó felizmente á Douvres. Al poco rato llamó á la puerta de la casa de Bonderby, y fué introducido en una sala donde se hallaban un anciano muy jovial y una joven extremadamente hermosa. El francés, con el sombrero en la mano, preguntó el anciano: — ¿Es al señor Bonderby á quien tengo el honor de hablar? -Sí. —Pues yo soy Dulao. Aquí me tiene usted. —Cuánto me alegro— contestó Bonderby sonriendo. — :á a usted bien venido á esta casa, | añadió la joven. | — Ante todo — repuso el inglés— tome\ mos el té, amigo mío. Florencia nos ser[ vira. | Dulao estaba dispuesto á aceptar todo ■ cuanto le ofrecieron. I Después del refrigerio abordóse el tema I de la carta y del viaje. —Tengo un amigo,— dijo el anciano — • un amigo que es comerciante en Londres, i y busca para su hija un marido que se lia\ me Dulac. N I —No comprendo,,,^ mm