., / 4 . < ' EL. OKDEiV. Jueves ñ de Agosío de 1«72. ble: que hemos llegado á una época en que, siendo los mas y los mejores, partidarios de una institución determinada, dejarán que e¡ menor numero, por el solo hecho de ser el mas ignomtite^y' ñlas tSSado, llegue en ciertos momentos á imponerse y adietar á la nación su voluntad despótica. Seguros estamos de que cuando el mal sea inciirable, un arrepentimiento tardío vendrá á mortificar á cuautus pudiendo todavía dirigir la opinión por el camino de donde nunca debieron apartarki Holgarán lílgrimas de sangre viendo al país víctima de los barbaros que se lanzardo sobre él Como bandada tle buitres sobre cadáver insepulto. Apesar de las providencias que dicen haberse adoptado, continúa cada vez mas imponente la huelga general de Málaga, Toílas las indlisñáas están paralizadas ha- re ya cinco ó seis dias. (Juicamenfe los cargádmeos y faeneros del muelle han vuelto á sus tareas ordinarias. Varios fabricantes, como los señores La- rios y otros muy acaudaíados, ¡)ien:>an cerrar definitivamente sus establecimientos. Si esto se realiza, Ja decadencia industrial de Málaga habrá comenzado. Es de lamentar que Jos obreros uo se convenzan de que el medio empleado pEira obligar á los patronos, es perjudicidlísimo á todos- Nosotros que tedemos las mas vivas simpatías por las clases menesterosas, sentimos de todo corazón que se entreguen á c>c íafnl sistema de Jas huelgas tan desastroso para la riqueza de los países manufactureros, ¿Cuanto mejor no sería conciharso, jornaleros y patronos, en úoa fórmula quearregla- se á una justa proporción sus respectivos intereses, que no exasperar ai capital con esas ¦riolentas determinaciones al fin infructuosas ¿'perjudiciales, tal vez mas á los que las promueven que á los que las resisten? Si no hubiera misteriosas asociaciones que echan al obrero por el camino de la intransigencia y de la irreflexión, es muy probable que se lograse alcanzar una cordial inteligencia entre tinos y otros; pero comohayquicncs tienen empeño en hacerla imposible, y pur otra- parte no se dí^a conocer lá natural y eficaz intervención del Estad), acontece que hoy mas que ayer y mañana mas que hoy, se repitan esas tristes escenas de ociosidad é ignorancia. Los radicales que se proponían ser ejemplo de legalidad en materias electorales,' es- tan cometiendo todo gcnefo de abusos y atropellos para alcanzar una mayoría que seriamente no se les disputa. Gobernadores hay que destituyen ó procesan ayuntamientos eu masa; que disuelven ó reorg:ini:íau la milicia; que suspenden empleados etc. etc. Ei Gobierno, por su parte, les ayuda admirablemente dejando cesantes á los jueces y fiscales con violación manifiesta de 'la Constitución^ separando funcionarios de los demás órdenes, deteniendo el curso de los expedientes y hasta situando arbitrariamente la fuerza pública. Está visto que todos son peores. La insureccion de Cuba no lleva trazas de terminarse, España viene, en un período de cuatro' años, haciendo sacrificios de hombres y dinero sin obtener verdaderos resultados. Se revelan autoridades, se emprenden diversos planes de. campaña, y la situación de la Isla no varía. ¿Qué causa motiva, pues, esta funestajnáccion? ¿Porqué de una vez no está la Antllla pacifi cada? La fuerza de los rebeldes no es seguramente la que lo impide, en afirmarlo están todo^, de acuerdo; la falta de tropas tampoco: entonces, ¿qué pudra ser? Quizá nos den alguna luz los párrafos que copiamos á cui:itinuacion, de uiju carta que por persona com¡ietcE te acaba de dirigírsenos desde el teatro de la lucha, líelos aquí: ^El 3G zarpamos déla bahía de Ciidlzy dejamos nuestra querida España, quizás para no volverla á ver. Seiscientos hombres asomados por la mura del vapor «Comillas* y poseídos del mayur entusiasmo^ gritaban á una voz, ¡Viva España! ¡Viva Cuba española! » Aquel puñado de valientes hijos de Pela- yó, creian que la honra de la nación estaba en peligro y acudían presurosos y iicu'jsde amor patrio, á sacarla sin mancilla. Pero el desengaño fué terrible, '>.\.l arribar á estas playas se encontraron con que tudo era una mentira; que el haob^r en este país de la honra española era uu sarcasmo, que la guerra no era mas que un negocio, y que iban á perder la vida para engrandecer y enriquecer á unos cuantos hombres sin coi'azon de quienes venían á ser las victimi|s >Aqní no se trata mas que de robar, dé cometer actos vandálicos y de que la gueri^a dure, pese á quien pese, para hacer dinero, adquinr empleos y prodigados á losp^tniagua- dos que, bailando en las poblaciones hacen la campaña, mientras losvei^daderos hijus de España pierden la salud ó la vida rodando por los montos, sufriendo todo linaje de privaciones y batiéndose con el enemigo que les disputa palmo á palmo el terreno que pisan, »Esta es la guerra mi querido Gí. , , . >Pür lo demás el fuego ya no nos causa efecto, Isuestros brabos cazadores se lanzan contra el enemigo á la. primera sei^ial; y aun coando algunas veces nos hemos visto apura- dillus, nuestos soldados han decidido la acción cargando ala bayoneta con el arrojo con que saben hacerlo los hijos de España. i>No tengo palabras Con que ponderártelos. Es una lástmia> una iniquidnd, que suMados tan valientes mueran sin gloria en este país, y en gran parte de las malditas enfermedades endémicasí te digo sin gloria por que del pobre soldado nadie se acuerda. » He aquí conjo se nos pinta el triste estado de la Isla^ Aun sin dejar de creer que pueda haber cierta exajeracion, en las anteriores líneas, no por eso hemos de dolemos menos délos vicios que corroen ;i nuestra admmistracíonamerica- na; y es fuerte cosa quenuestros soldados hayan de estarse batiendo tan denodadamente, como se nos dice, para que unos cuantos agiotistas ü otros malos españoles, hagan á cuenta de su sangre negocios redondos- No esperamos sin embargo el remedio, Cuba no ha servido mas que para saciar la codicia de todos los políticosyde otros que no lo son. En lugar de administrarla se la explota. Ahora se depara ocasión de explotar la sangre del soldado y también se la explota. La ambición no tiene entrañas. Ante este repugnante espectáculo nada nos maravilla; pero acabemos de una vez. Si ha de sei- que sea pronto, y no se gasten nuestros hombres y nuestros recursos tan infructuosamente como hasta hoy. Cuando hemos escrito ñiíéstrff artículo editorial, dormía tranquila la política y asi lo consignábamos; pero á la hora en que trazamos estas líneas, un suceso inesperado viene á ¦ turbar el reposo de que se disfrutaba. La reina Doña María Victoria que residía eu el Escorinl, la noche del 2 se presentó repentinamente en Madi'id. Acto couííullo, dio aviso de su llegada al jeíe del gabinete, que, de?ipues de conferenciar con ellji, reunió el Consejo de T\Iinistro^, Aquella misma noche se tomaron precauciones como si fuese á alborotarse el orden; se expidieron despachos lía- mando á Madrid S, 000 hombres del ejército, y se telegrafié al Sr^ Martoa para que volviese á la capitaL ¿Que habrá ocurrido? .^ Los periódicos ministeriales, con nn laconismo que huele á consigna, se limitan á dar cuenta de Ja venida de la reina, y de su inmediata vuelta al Escoria!; pero los de oposicioii se entretienen en hacer muy variados comentarios. Quién dice que ei miíiisterio esíá en crisis y que los Ci.)uservadores subirán otra vez; quien que iba á estallar una vasta conspiración dirigida por generales que hace poiix> eran dinásticos; quien que en San Setjastianse habla verificado un acontecimiento destiaatSo á llamar !a atención, y por este tenor se des* pachán á su gusto unos y otros. Que Imlio é h:\v aun algo extraordinario. no c i!)^ duda, Ei api^suramienio en reunir í>.S Consejo á las once de Ja noche, bien lo áñ ñ entender; pero cli^^I soaeí motivo de tocloeilo, no se sabe hasta ah^^ra, A nosotros, después de lo que' venimos observando, nada nos sorprendéis. Hasido eligido, ala unanimidad, para formar parte de la Comisión permanente de la Dípu- cion provincial, el distinguido jnrisconsniío D, Ángel Limeses. Felicitamos á nuestro amigo' por la señalada prueba de aprecio que le ha dado la Diputación, estimando en lo que valen sus brillantes cualidadeSí El Sr, ministro de la Guerra, faltando á las prescripciones del art. 31 de la Constitución, ha oi^denado la deportación á Canaríaá de los prisioneros carlistas. En cambio ha vuelto á sus domicilios á los republieanosi detenidos por consecuencia de los escandalosos sucesos de Jerez, Esto si que és hacer justicia,' Hemos tenido el gusto de leer los dos primeros números de nuestro estimado colega SI Eco de Galicia que, como habíamos' anunciado,- se'publíca en Lugo tres veces á la semana.- Saludamos con toda efusión al nuevo ada-- liz de las ideas conservadoras^ y le deseamos toda suerte de prosperidades en el desempeña de su gloriosa tarea^ Parece que se está promoviendo en íaá clases subalternas delcjérciio una exposícioü para qua se ordene la revisión de las hojas de servicio. Los autores cuentan ya con el concurso de 5. 000 firmas. Nos alegraríamos dé que obtuviesen resultado siis buenos deseos. El economista D. Gabriel Rodríguez y el periodista Sr, Carrasccoy autor del articulo «La loca del Vaticano, se abstienen de tomar parte en la próxima lucha electoral. Es significativa esta actitud en que se van colocando algunos demócratas. Hay quien ve' en ella la proximidad de un cambio en sentido federal. El contingente militar del Imperio Austro- Húngaro en pié de paz es el siguiente: