OomlniBO, 4 de Noviembre de 1©M Domingo, 4 de Noviembre de 1953 Ya llegó la televisión como un anuncio de seducciones Se nos fué el hoorire humilde y erante En el cementerio con lágrimas en los ojos Hemingway dijo el último adiós a Baroja Por Jm Rm Am Pero los empresarios de salas de espectáculos tienen por qué inquietarse La Liga Europea de Higiene Mental acaba no de ocuparse de las distracciones del hombre de 1956 Por «/. Rodríguez Aéíaro Como se »nunclaba en una delezneble oencloncllla la televisión ya eatá ahí. Aunque con ciertas ümltacloneíi porque de momento solo podrán disfrutar de ella los madrileños^ Sin embargo, se trabaja para la oreaolón de una gran cadena que llegará a loe más apartados rincones de la Península. Laa InetalaolORes de la primera emisora de televisión cepafinla euentan con loa más perfectos adelantos técnicos, Bn una de las zonas más bonitas de Madrid s* alza la gran antem que servirá para la transmisión diarla de programas. Su rsdlo de aodón por el momento solo alennxará los seientr Kilómetros. Sin embargo esta res trleolón obedece a un mesurado criterio. La idea es llevar el montaje de los equipos de televisión sin demaMadas prisas de unn manera perfecta y con carácter definitivo. Inglaterra, al primer pais de Europa que utilizó la televisión, lo hizo de uno manera atropellada y ahora se resienta de aquella fárll improvisodón. Como oonsecuencía de esto unos cinco millones de aparatos reoeptore-5 habrían de pamblar do sistema con los oons'guientes trastornos. eial de la T. V. El p'f biema planteado ante le. conclf-ry la universal es éste: ks distracciones del Individuo de 1858 constituyen una verdadera relajación o, por el contrario dan lugar av un aumento de la fatiga nf-rvesa, cuya repercusión sobre el organismo pudiera ocasionar drsequlllbrlo y perturbaciones psíquicas graves. La T. V. trae — esto es algo que está en la prop a nalurajeza de las cosas — consecuencia:» bue ñas y malas. Por eso puede hablarse hasta de una "enfermedad de la televisión». Un médico mm Hemindway, el Nobel del pasado año, no recató en ningún instante la admiración que le merecía nuestro Baroja. En la foto, el gran escritor americano, ante el lecho de enfermo de O. Pío, a quien acudió a visitar inmediatamente que llegó a España. El hombre humilde y erran- entusiasmo. Las diversiones, el La televisión incluye en sus programas a las más famosas orquestas. Roberto Inglez, con unos sones hispanoamericanos, colabora también en la televisión española. LA PRESENCIA DE LA TT V. Y en cuanto a los programas, aparte de los que se preparen aquí, los «televidentes» españoles se pondrán en conexión con otras emisoras extranjeras. En estos momentos se inician gestiones con la «Eurovisión» que ofrecerá los más sugestivos programas que se trasmiten en Europa. Pero otro dato muy Interesante es el preciso actual en España de un aparato receptor de televisión. Por unas diez mil pesetas se encuentran ya a la venta. Estos días los escaparates de algunos comercios exhiben estos ap.iratos con gran reclamo pubür ilarlo. La Industria española está ya preparadá para la producción de receptores de televls ón. Hoy en España existen unos seiscientos, pero a medida que la afición se extienda y el volúmen de la fabricación de aparatos aumento su costo se reducirá a casi la mitad. Dentro de muy poco, lo mismo que en otros países, la T. V. constituirá un medio de diversión familiar al alc.?iice de cualquiera. Las ventas a plazos se encargarán también de allanar el camino para la conquista de un aparato. La presencia de la televisión indudablemente traerá una serle da modificaciones en diverso-* as pecios. Precisamente ayer un hom bre reheionado con negocios cinematográficos me confeso. Pre cisamente ayer un hombre relacionado con ntguclos omemetogiáficos me corfesó su temor inquietamente. Yo pruoure animarle. La T. V. es un medio de distracción muy sugestivo, sobre to¬ do ahera que llega como novedad para nosotras, pero en una competencia norroiil, sin excesiva ventajas. UN GRAN ESTIMULO Hay razones para pensar que ha de ser asi. H.icoan pt: aológlco que pudieran aei'rrer laa dlstMcci'.Dei ac.üíle» me ha ocupado aho-* dt m*s americano ha descrito el síndrome en tres enfermos — un niño y dos adultos— que se negaban á abandonar la pantalla del aparato televisor faltando a Ja escuela y los quehaceres domésticos, y ausentes siempre a cualquier otro estimulo. Se levart-iban de la cama exclusivamente para ver Las' antenas de la televisión, a través de las cuales se difunden las imágenes televisadas, surcan ya el paisaje español los programas de T V. Este médico americano los considera como auténticos enfermos mentales equiparables á toxlcómanos. Sin embargo estos casos son raros y jamás se registran los efectos de «ujetos normales. LA EDUCACION En cambio los padres de todos los paises del mundo se Inquietan por la Influencia de la televisión sobre sus hijos: existe entre la gente madura un temor ge neral por los efectos de la T. U. en las personaa Jóvenes. Poro; después de ríguroaos controles sobre grupos de niños cuyos padres poseían o xtc aparatos ds (P.ASA A LA PAC. SIGUIENTE) te se ríos fué. se ha ido en otoño, esa estación suave y llena de nostalgias que tanto le gustaba a él, cobijado siempre bo.jo su manta a cuadros, pegado a la estufa. Unos minutos antes habíamos hablado con Julio Coro Baroja, sobrino de don pío. —Se encuentra mal, muu mal. Desde - el viernes su estado se agrava y el desenlace puede ser cuestión de horas, o de días, porque tiene enorme vitalidad, pero don pío ya no pudo pasar de la media tarde. La literatura española ha registrado en el transcurso de unos días dos acontecimientos envueltos en el dolor; el premio Nobel de Juori Ramón Jiménez, ahogado en llanto por la muerte de su esposa, y ahora gi fallecimiento de don pió. Baroja ha muerto y con él desapareció una de las figuras más interesantes de la novela unitersal. La literatura siempre estará en deuda por no haberle distinguido con el máximo galardón, nace unos días aguar dábanlos la última oportunidad para que se le concediese el Premio Nobel inútjlmerite. Desde hace algún tiempo Baroja había renunciado a todo, comunicación directa con el exterior, ya no salía a la calle, Baroja vivía en Madrid en un rincón tranquilo y aristocrático a espaldas del Hotel RÜZi muy cerca del Ministerio de Marina y a unos pasos solamente del Retiro. —Antes me gustaba llegarme hasta el Retiro y perderme por las avenidas y observar a la gente que pasaba. Pero, ¿qué interés puede tener para m i el ver cruzar a un señor que va acompañado de una muchacha, que acaso es su secretaria, o a un tipo con aire de matón que lleva del brazo una mujer f Además he comprobado que por tomar el sol y el. aire o por dejar de tomarlos no se produce fiihgún cambio en nuestro estado de salud. Hasta hace unos meses solamente den,tro de ciertas limitaciones por su edad y su salud, ya un poco precaria, su vida era casi normal. —La verdad es que a mis anos ya no espera uno grandes cosas, —Pero' eso, don pío, lo viene usted diciendo desde hace muchos años. — Puede ser. , , — ¿y qué hace añorar —Muy poca cosa. Comét. j dormir,,, —¿y trabajar f — [Ahí Eso siemprt. '•—¿Trabaja todos los dlasr — Todos, sí. para mf. además, es una diversión. Don pío trabajó toda su vida, hasta que ya su brazo no le respondía., ¿n varías ocasiones ha explicado los motivos que le llevaron a la literatura, yo, para fines de 1698. vi claramente que no podía /tacar nada nuevo en aquella industria ese refiere a la panadería), ni mejorarla, ni darle otro carácter. La vida burgue- j 6a no me producía el menor | teatro, los toros no me gustaban nada. Había sido médico de pueblo, industrial, bolsista y aficionado a la literatura. Había conocido bastante gente. El ir a América no me seducía. Llegar a tener dinero a los 50 años no valía la pena para mu Quería ensayar la literatura, yo comprendía que ensayar la literatura daría poco resultado pecuniario, pero mientras tanto podría vivir, pero con ilusión; y me decidí a ello. r atura cada día se va íimlfan* do a un círculo más reducido* A mí algunos libros me dieron cuarenta duros, yolera me contaba que con los beneficio» de "Pepita Jiménez" no tuvo para hacerle un regalo a su mujer. — Pero todo ha cambiado.. ^ — A mí mucha gente me viene hablando de la fama como de algo que lo compendiase todo, yo creo que la fortuna y la fama debieran de ir aparejadas. 'Nunca he comprendido este misterio. Hasta el camposanto acompañó Ernest Hemindway ios restos mortales del más alto novelista español de los últimos cincuenta años. Baroy entablaba conversación con todo el mundo que iba a ' verle. Bastaba llamarle por teléfono. — Venga, aquí estoy. Su casa era un lugar donde se acogía a iodo el mundo. Su gran pasión era la charla. A veces se detenía de improviso para hacer una observación pintoresca. No recuerdo ahora su nombre, pero era un novelista muy cursi que tuvo bastante éxito. Pero luego a los críticos les dió por decir que no valía nada. Estas veleidades debieran estar castigadas. ■ Un poeta joven que acababa de llegar de América le cuenta la vida de algunos escritores españoles por aquellas tierras. — Allí marcharon los locas con {dea de hacer fortuna. Los más sensatos nos quedamos aquí pqra elegir la pobrero. Aunque yo creo que no nos fué mal, — Usted no puede quejarse. -No; pero esto de la lite- Como tipo humano Baroja era extraordinario. El fué un hombre que guardó fidelidad a su propia espíritu durante toda su vida, entregado a la literatura incontaminado de las miasmas de todos los ambientes que le rodearon y dueño de una independencia ¡t/iso&ornable. Como ejemplar humano tam bien se salia de lo corriente. (PASA A LA PAGINA SIGUIENTE) ARTISTAS ESCUCHELO on lo coia qu« ofrece la mejor colee ción en lodo» leu mercal. EUGENIO GONZALEZ DE HflZ HlHClff. 36 VI00 semana Safi/eM&Uer f tbmákaf . . , — . „ fEL PUEBLO I GALLEGO ALUMNOS GARRIRA DI OOMKROIO PreptPaoíón asignaturas bástoss Peritaje y Profesorado Ecuador, 107r 2.° (Frente Cine Ronsel) MAflasias ti • 1 1 Tarde* B a 7