AÑO XXIII. Habana, 16 de Julio de 1898. NÚMERO 838 I^eVi^a geraanal de Ciencia?, Arteg ij Litsefatoa Director: "W^.H.IDO .A.. I^TSXJ^.. PRECIOS DE SUSCRIPCION EN ORO Habana . Interior. Año 7 SO 8 00 Semestre Trimestre 4 00 4 00 2 25 2 25 $ 0 Dirección: Aguila 115 ^ Administración: Cárdenas 30 TELÉFONO 1620 PRECIOS DE SUSCRIPCION EN ORO Península , Puerto Rico y fc/Xtran.jero Año $ 8 50 Semestre $ 4 50 Trimestre $ 2 50 Aun hay patria, por W. A Insua. — La madre del cordero, por Castelar. — La Escuadra rie Cervera. — De mi tierra: Dr. D. Augusto Milón Reales, por E. Nuñez Sarmiento — Croniquilla, por P. Layo. — Cartas del otro mundo: á An'xmio Quesada, por Zulueta. — Recuerdos del Alfonso XII, por Suany. — Yo (poesía), por Sofía Casanova. — A Voltaire (soneto), por G. Nuñez de Arce. — Melodía de invierno (poesía), por Javier Valcarce. — Episodios cubanos: los príncipes de Orleans en la Habana, por C. — Variedades. — Anuncios. lliluY en breve tendrá tres meses de iniciada y la guerra presenta el mismo aspecto que á sus comienzos. Bloqueos de dudosa efectividad, ataques que se resisten victoriosamente, desembarcos que son rechazados con vigor y apresamientos de naves mercantes indefensas que no pueden evitar los ataques de los grandes cruceros destacados en su persecución. Eso es todo; porque el sitio de Cuba por fuerzas protegidas mandadas por el general Shafter solo sirve para demostrar el escaso valor de éstas, la pésima dirección que tienen y la indomable energía de la guarnición de la plaza, que ni se ha atemorizado ante la superioridad numérica ni ha medido las consecuencias de la lucha sino en lo que pueden representar, honor antes que vida y patria antes que conveniencias personales. ¿Qué otros sucesos han ocurrido? Uno grande , extraordinario, tristemente doloroso : el rudo combate naval en que tan gloriosamente sucumbió nuestra escuadra. Pero ¿no ha sido esta una victoria? ¿no hemos quebrantado al enemigo de tal modo que pronto carecerá de su gran base de operaciones que consiste, preci¬ samente, en sus acorazados, cruceros y monitores ? En una época, más próxima de lo que muchos imaginan , ¿ no dispondremos nosotros de elementos navales positivamente superiores á los del adversario? ¿Puede, entonces, ser dudoso el definitivo y total triunfo? Sabido es que en las contiendas de mar es el número el que impera. Sin embargo, en el caso presente, hase roto esa tradición, y lo reducido ha hecho tanto contra lo amplio y si se quiere colosal, que admira y maravilla el final resultado. Y es que la fe en la causa, la voluntad entera al servicio de la acción calculada, la indignación justamente excitada y obrando como un agente impulsivo y acometedor y la confianza en Dios son fuerzas morales y psíquicas de tanta expresión y relieve materiales como las qu acumula un conquistador poderoso para llevar á término una empresa riesgosa y difícil. Es de necesidad imperiosa que razonemos con calma y sosiego ; que no nos dejemos llevar de impresiones ligeras, cayendo en lamentables y á la postre funestos desequilibrios ; que analicemos fríamente todos los sucesos sin prescindir, aun en aquellos que parezcan más inverosímiles, de la lógica, que es la ciencia del perfecto y completo discurrir. Podremos, así, hacer esta afirmación. Los americanos, en tres meses de constante y no interrumpido ataque, no han ganado un palmo de tierra, no han desintegrado en la más mínima porción el territorio patrio, no han alcanzado una victoria resonante que permita predecir el éxito final de la campaña. Estamos como en los últimos días de Abril. Con el enemigo al frente, braveando neciamente, gastando pólvora en salvas'y empleando sus bríos de gañán sobre débiles goletas y trasatlánticos desarmados. Pero esto nos da ventajas positivas y seguras ; porque ese enemigo está ya cansado, padece enfermedades del cuerpo y nostalgias del hogar, reniega de las regatas y paseos marítimos y desea vivamente volver á tierra. Sus barcos han perdido en velocidad, han sufrido averías, están con la maquinaria descompuesta y sucia, convertidos en focos de dolencias terribles y de mortales resultados. ¿No es este un quebranto real é indiscutible? La gran táctica para nosotros consiste en no gastar, en pequeños escarceos, nuestras energías; en contener, hasta la hora suprema, nuestro valor anhelante de ocasiones en que lucirse y justificarse; en resistir abatiendo; en aniquilar, prolongando los instantes de las últimas tremendas acometidas. Ciertamente que no vivimos como los europeos que en estos días llenan los balnearios, las ciudades marítimas,, las villas campestres , los espléndidos palacios y castillos alejados de las capitales, gozan y se divierten; pero, á los tres meses de guerra, aún comemos carne y pan, huevos y gallinas, quesos y frutas; bebemos excelentes vinos , espumosas cervezas y suaves licores; tenemos — en la capital — funcionando cuatro teatros, que suponen la existencia de otras tantas compañías que requieren para subsistir que el público gaste de tres á cuatro mil pesos diarios; no se ha cerra-