Y pues eterna vive tu memoria, Con más justa razón decir debiste: «Sueño iodo será; verdad mi gloria.)) Juan Euqenio Havtzcmbusch Tú, desde el envidiado Manzanares Al Arrio, al Rhin y al Plata, mereciste Respeto, admiración, lauros y altares; Pero brillando tú claro y fecundo Sol en los cercos de la escena hispana, ¿Cómo ilusión te pareció liviana La fuerza de tu ingenio sin segundo? Con voz clamaste de pesar profundo, Al contemplar la pequenez humana: «Sombra es la vida, como el sueño vana; Y es fantástico sueño el bien del mundo.)) EN LA TRASLACIÓN DE LOS RESTOS DE DON PEDRO CALDERÓN. Juan Nicasio Gallego Esa pompa, ese mármol te asegura Con muela voz que, si la vida es sueño, Siglos de siglos el renombre dura. ¡Oh hispana juventud! Si al arduo empeño De hollar del Pindó la sublime altura No te alentare porvenir risueño, Gloria y delicia de los patrios lares, ¡Buen Calderón! ele tu fecunda vena El copioso raudal el orbe llena Venciendo espacios y cruzando mares. Difunden hoy tus dramas amillares Las prensas de Leipsick, los oye Viena/ Y hasta en las playas bálticas resuena* El cisne del modesto Manzanares. Los doctos intentan apoderarse ele estas fuentes, para revestirlas con las formas tradicionales del arte clásico, como dolidos del aspecto informe y grotesco que presentaban los primeros ensayos ofrecidos á la expectación del vulgo. El médico Villalobos, Simón Abril, Tanco del Fregenal, Boscan, Cristóbal de Virues, el sacerdote gallego Jerónimo Bermudez y los hermanos Lupercio y Bartolomé Argensolase señalan en esta senda. Pero una inspiración mas libre brilla en la musa popular, que cultivan principalmente por este tiempo Juan de la Encina, Bartolomé de Torres Naharro, Juan de la Cueva, Fernando de Rojas, Lope de Rueda, Timjoneda, y el portugués Gil Vicente, cuyos trabajos son ya mas complicados que los sencillos diálogos, églogas y comedíelas recogidos por la erudición contemporánea entre las producciones de los dos marqueses ele Santillana y de Villena, ele Hernando del Pulgar y de Rodrigo de Cota. Entretanto, á los juglares y á los juegos de escarnio sigue la formación de las primeras compañías de comediantes, tan embrionaria, no obstante, á los principios, cómo la garnacha, que conducía en un pollino todo su equipage, y lufarándula, que aunque ambulante contaba ya con un repertorio de ocho ó diez comedias para representar". Con los famosos corrales, la parte material de las representaciones llegó á su apogeo. Lope de Vega funda el teatro español. La Estrella de Sevühi es, por la grandeza heroica y sublime del ideal, lo pasado de nuestra escena, y por el numen que en ella alienta el precursor legítimo ele Calderón. Siguienelo sus huellas, acentúan esta tendencia Guillen de Castro, Mira de Am-esGuai yacen los hijos de otras edades y aún esos mismos cuyo renombre parece sustraerlos á la oscuridad que los rodea. Es el saludo del caminante á m ilustre viagcro que le precedió en la emprendida senda, y la palabra que lo anuncia á las generaciones siguientes, para que le dirijan otra igualmente cariñosa cuando les llegue su turno y trasmitan igual encargo á sus descendientes. Seguramente no se olvidará el cumplimiento de este legado de honor en obsequio de D. Pedro Calderón. En cuanto á los que le precedieron en el mundo, ciertamente hubieran conocido y admirado su inspiración, á haber tenido la fortuna ele alcanzarle, porque se enlaza gloriosamente, y es feliz coronación y digno remate de los precedentes en anteriores siglos iniciados y desenvueltos. Durante ia edad media, se alimentaba el orden social en nuestra patria y se impregnaban poderosamente las costumbres de dos enérgicos y potentes elementos, el sentimiento religioso y él espíritu caballeresco. Por eso, los cánticos dialogados y las comparsas alegóricas empiezan, desde una época remota, en el interior de los templos, para ofrecer luego mayor complicación en las farsas y danzas con que se celebran varias funciones en honor del Santísimo Sacramento. Por eso también aparece mas tarde, en las célebres danzas en que se remedan los combates de moros y cristianos y en las fiestas dramáticas con que se solemnizan las coronaciones de los reyes, aunque todavía fuertemente grabadas con el sello religiomisteso, una verdadera secularización ele los antiguos rios. Las generaciones son muchas, mientras el suelo es uno. Este permanece inmutable, en tanto que lo pueblan seres nuevos cada dia. La unidad del espacio, en medio de la variedad ilimitada de los hombres que en él hacen su mansión, la permanencia de aquel á través de los cambios y desaparición de estos, lo tornan en severo y auténtico testigo ele las multiplicadas escenas que, en un teatro constantemente fijo, renuevan á cada paso actores que se mudan y relevan por momentos. Los que una vez enmudecieron dejan por lo común escasa huella, y á veces la que por mas indeleble se estimó en un principio es la que se borra mas pronto. De esta ley ineludible del mortal solo tiene el privilegio de eximirse el genio. Las generaciones suelen tener instantes de arrobador entusiasmo, que las impele á coger ámanos llenas la mirra y el incienso que se complacen en quemar en las aras de sus héroes y sus sabios, sus artistas ó sus poetas predilectos. Hay algo de melancólico y patético en los homenages que entonces les tributan, si se atiende á que ellas mismas, viageros parados breve tiempo junto á la tumba del bardo ó del profeta, deben pasar dentro de poco frente á ella, y tomando de nuevo su camino, sepultarse también en la sombra en que EL DOMINGO A DON PED1M) CALDEltüJí HE LA BARCA. EN HONOR DE CALDERÓN. 3